Es raro que a un fanático de los automóviles no le guste el sonido de un motor a gasolina, ya sea por medio de un buen sistema de escape o por la propia configuración del propulsor, como un V8, algunos V6 e incluso motores de 5 cilindros que se caracterizan por su sonido único. Sin embargo, un estudio indicó que el gusto por los autos ruidosos podría estar relacionado a la psicopatía y al sadismo.
Este estudio lo realizó Julie Aitken Schermer, profesora de psicología y estudios de gestión y organización en la Western University en Ontario, Canadá, quien decidió investigar más sobre estas conductas, tras preguntarse “¿Quién querría hacer tanto ruido?”, luego de encontrarse diariamente con distintos vehículos ruidosos que la hacen sobresaltarse y asustar a los animales, incluyendo a su perro.
Para realizar el estudio se entrevistó a 529 estudiantes universitarios, principalmente de la carrera de negocio. De esta muestra, 289 eran hombres, 234 mujeres y 6 más se consideraron como “otros”.

Las principales preguntas que se hicieron eran que si veían a su automóvil como una extensión de ellos mismos, si consideraban que los automóviles ruidosos son “cool” y si modificarían el sistema de escape de su automóvil para que hiciera más ruido.
Igualmente, se les realizó una prueba de rasgos de personalidad (Short Dark Tetrad), que se centra en aspectos oscuros, como la psicopatía, maquiavelismo, sadismo y narcisismo, para mostrar si una determinada persona tiene tendencia hacia un determinado rasgo.
De acuerdo con Aitken, ella esperaba que los resultados mostraran una correlación entre el narcisismo y el gusto por el ruido, debido a la atención que genera un escape modificado, pero para su sorpresa las cosas no fueron así, porque la psicopatía y el sadismo fueron los rasgos que más destacaron entre las personas que sienten una mayor conexión con su vehículo, entre los que quieren modificar el escape y entre quienes piensan que los autos ruidosos son geniales.

La conclusión del estudio apunta a que los rasgos de psicopatía hacen que estas personas sean indiferentes hacia las emociones y reacciones de los demás, e incluso disfruten de los sobresaltos que puedan causar por medio del ruido.
Lo que es un hecho es que, les guste o no el sonido que se produce, generar ruido por medio del motor o el escape está castigado en la mayoría de las ciudades. El reglamento de tránsito de la Ciudad de México contempla multas por hacer ruido excesivo con el motor en el Artículo 7 (fracción III), con una multa que va de $565.70 a $1,113.40 pesos y un punto de penalización en la licencia de conducir, y por modificar el escape con el objetivo de hacer ruido, en el Artículo 43 (fracción V), con una sanción de $2,262.80 a $3,392.20 pesos.
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