Del mismo modo que existen productos y recetas milagrosas para nuestro cuerpo que aseguran que perderemos varios kilos en una semana, recuperaremos la flexibilidad en las articulaciones, o comenzará a brotar cabello nuevo en la cabeza, también existen accesorios y procedimientos milagrosos para nuestro coche que prometen incrementar la potencia, y si bien nos va la eficiencia, del motor.
Existe la creencia de que si se quita el silenciador o mofle del sistema de escape del auto, y en su lugar se coloca un “escape deportivo directo” no sólo tendremos un sonido más poderoso, sino que además ganaremos unos cuántos caballos de fuerza, ¿será esto posible?
El sistema de escape de nuestro vehículo está integrado por una serie de componentes y tuberías que, esencialmente, se encargan de expulsar los gases quemados en el interior de las cámaras de combustión del motor, producto de la quema de la mezcla aire-gasolina, hasta el exterior, además, también debe de ser capaz de reducir la mayor cantidad de ondas sonoras o ruido que se produce con cada explosión en los pistones, así como eliminar al mínimo las partículas emanadas por los gases contaminantes.
De entrada debemos aclarar que si se busca incrementar la potencia del motor, no es por el escape por donde se debe comenzar. El trabajo del silenciador, como su nombre lo indica, es eliminar o reducir la mayor cantidad de ondas sonoras o ruido que se produce con cada explosión en los pistones del motor, esa es su única función.
Modificarlo es sólo un complemento cuando, por ejemplo, ya se hizo una reprogramación al motor para ganar potencia o cuando se cambia un turbo por uno más grande, es decir, una modificación mayor, ya que se requiere de un múltiple de escape más grande o de una tubería de mayor diámetro para dar salida a una mayor cantidad de gases quemados, pero el ruido no debe superar los 65 decibeles. De modo que lo único que podrías ganar es una multa.
Realmente sólo de esta forma podríamos hablar de una mejora en la eficiencia de un propulsor, pero no en un incremento de caballos de fuerza. Lo único que se gana quitando el silenciador y dejando el tubo de escape directo es ruido del motor.
Pero si a pesar de lo anterior insistes, el artículo 43, fracción V, del Reglamento de Tránsito capitalino, prohibe realizar “modificaciones al sistema de escape de gases del vehículo con objeto de provocar ruido excesivo”, y agrega que “el incumplimiento de las obligaciones señaladas en la presente disposición, se sancionará con una multa equivalente a 20, 25 o 30 veces la Unidad de Medida y Actualización vigente”. Esto significa que la sanción económica será de 2,262 pesos, 2,828 pesos o 3,394 pesos, respectivamente.
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