Con el paso de los años, el público ha comenzado a ser más exigente en cuanto a la seguridad de los autos. En la actualidad, un vehículo que no cuente con al menos seis bolsas de aire y las asistencias básicas de manejo no es bien recibido, no solo por la crítica especializada, sino también por los consumidores. Es por ello que modelos como el Dodge Charger ofrecen un nivel de seguridad óptimo, capaz de soportar un choque a más de 260 km/h y permitir que el conductor salga prácticamente ileso.
Este hecho tuvo lugar en Tuscarawas, Ohio, donde se produjo el robo de dos automóviles deportivos estadounidenses: un Chevrolet Camaro y un Dodge Charger. Ambos vehículos pertenecen a la compañía de subastas Insurance Auto Auctions, la cual, como su nombre lo indica, se dedica a subastar vehículos provenientes de aseguradoras, es decir, aquellos que han sufrido daños por accidentes, fallas mecánicas o robos.
La compañía informó a la policía local sobre el robo de estos dos modelos justo después de que fueran sustraídos de sus instalaciones. La rápida respuesta policial resultó en una persecución de ambos automóviles. El Chevrolet Camaro logró escapar y fue posteriormente abandonado en el estacionamiento de un centro comercial, sin que se encontrara rastro alguno del ladrón.
Sin embargo, el Charger no tuvo la misma suerte, ya que el conductor perdió el control de este poderoso automóvil estadounidense e impactó contra un poste a una velocidad superior a 262 km/h, lo que provocó daños considerables en el vehículo y su salida de la vía. El conductor fue trasladado al hospital más cercano y, unas horas después, dado de alta sin lesiones considerables, presentando solo algunos moretones.
Sin embargo, al salir del hospital, fue detenido por la policía de inmediato y será juzgado por los cargos de robo, fuga, conducción imprudente y daños a la propiedad.
