Con el amanecer del nuevo año y con el inicio oficial de la fusión de los grupos FCA y PSA, hay algunas voces que se han alzado en contra, como, por ejemplo, uno de los familiares de Walter P. Chrysler, fundador de la legendaria marca, quien alega que está unión no será benéfica para las marcas estadounidense implicadas.
Su nombre es Frank B. Rhodes Jr., es bisnieto de Walter, y hoy ha decidido emprender una cruzada para pedir un cambio a la ruta que están siguiendo los dos gigantes automotrices.
Rhodes, quien actualmente se dedica a la fabricación y restauración de piezas para vehículos clásicos y de muebles, argumenta que el actual trato que están llevando adelante Fiat Chrysler Automobiles y Peugeot Société Anonyme es poco benéfico para los fabricantes norteamericanos y traería consigo un bajo desarrollo tecnológico para las mismas.
Su propuesta, cuyo único argumento es favorecer a los fabricantes norteamericanos, incluye entre otras cosas cambiar el nombre de la unión, sustituyendo el ya elegido Stellantis por “Chrysler-Dodge-Jeep-RAM Corporation” y que su sede se encuentre en Estados Unidos, beneficiando a los directivos y empleados de dichas marcas con un bono de lealtad dependiendo del tiempo que han laborado para su empresa, sin mencionar que los actuales accionistas de las marcas deberán tener preferencia al momento de buscar hacerse con nuevos activos y participaciones en un futuro.
Sin duda, aunque patriótica, hay que decir que esta propuesta no contiene ningún incentivo comercial real para la unión, sobre todo si tomamos en cuenta que quienes realmente sellarán este trato serán Fiat y Peugeot, las principales cabezas de ambos grupos, por lo que las posibilidades de que esta propuesta ultranacionalista americana avance son verdaderamente escasas. Una pena para Rhodes y sus intenciones.
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