De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) en lo que va de este año, las ventas de modelos híbridos en nuestro país crecieron 30% y las de híbridos enchufables 43%, mientras que los eléctricos retrocedieron 28% y los de gasolina cayeron 1.8%, lo que significa los autos electrificados están viviendo un momento histórico.
Hay más datos que lo confirman. El 7.9% de las ventas de autos nuevos en México corresponde a híbridos e híbridos enchufables, frente al 6% del mismo periodo del año anterior. Los autos eléctricos, en cambio, bajaron de 1.8% a 1.3% y los modelos a gasolina pasaron de 92.2% a 90.8%.

La caída de estos últimos es discreta, pero el retroceso de los eléctricos confirma que la infraestructura de carga sigue siendo una barrera importante. Además, la diferencia de precio entre un auto de combustión interna y uno eléctrico puede llegar hasta 40%, mientras que en el caso de los híbridos rara vez supera el 15%.
Al respecto, Eric Ramírez, director para América Latina y el Caribe de Urban Science, explicó que la transición hacia lo híbrido es más natural para fabricantes y consumidores. Convertir un modelo a gasolina en uno híbrido es un proceso más sencillo y menos costoso, que desarrollar un eléctrico desde cero.

Esto explica por qué marcas como Honda decidieron centrar su estrategia en híbridos, como CR-V y Accord, antes que arriesgarse con eléctricos que enfrentarían mayores desafíos comerciales y técnicos en nuestro territorio.
Toyota es otro jugador clave en este cambio, pues ofrece versiones híbridas de casi todos sus modelos en México, lo que le permite atender la demanda sin depender de la limitada red de carga pública. El éxito de esta estrategia no solo se refleja en sus ventas, sino en la forma en que ha influido en otros fabricantes, que ahora evalúan ampliar su portafolio de híbridos, para no perder mercado.

Recordemos que la industria automotriz todavía arrastra las secuelas de la pandemia por covid-19, que interrumpió cadenas de suministro y frenó la producción de nuevos modelos, lo que afectó especialmente a los autos eléctricos, cuya fabricación requiere componentes y procesos menos flexibles. Los híbridos, en teoría, pueden aprovechar plataformas existentes y adaptarse con mayor rapidez a la demanda.
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