Jim Farley, CEO de Ford, no deja de avisar la amenaza que representa China para la industria estadounidense y occidental en general. De acuerdo con Farley, los fabricantes chinos representan hoy en día la mayor amenaza para la industria automotriz de la Unión Americana, incluso mucho más que los japoneses hace 40 años.
En una entrevista a CBS Sunday Morning, Farley afirmó que las marcas chinas tienen ahora una ventaja tecnológica considerable en el ámbito de los coches eléctricos y que disponen de la capacidad de producción necesaria para colapsar el mercado norteamericano.
Ford es uno de los símbolos del automóvil estadounidense, pues más del 80% de los vehículos que vende la firma del óvalo azul en Estados Unidos son fabricados en este país, que tanto gusta al gobierno actual, sin embargo, la mayoría de las piezas que integran esos coches, proceden de otros países, esencialmente de México y Canadá, aunque también de países asiáticos y europeos.
Vale la pena destacar que Ford sobrevivió a la invasión de coches japoneses en los años 70 y 80 y a la de los modelos surcoreanos en este inicio de siglo. A principios de la década de 1980, Japón producía más de 11 millones de vehículos al año, lo que llevó a la administración Reagan a imponer límites voluntarios a las importaciones. Para Jim Farley, la historia se repite. “Es exactamente la misma cosa, pero con esteroides”, asegura el CEO.
“En China tienen suficiente capacidad (de producción) con las fábricas existentes, para abastecer a todo el mercado norteamericano y dejarnos a todos fuera del negocio. Japón nunca tuvo eso, por lo que se trata de un nivel de riesgo completamente diferente para nuestra industria”.
Es un riesgo existencial, que amenaza la propia existencia de su compañía y de las otras. Ya advirtió de ello en 2024 y es lo que llevó a Ford a reinventar la cadena de montaje para el coche eléctrico, y así lograr modelos más baratos.
De momento, Estados Unidos no se enfrenta en su territorio a los coches chinos, sean eléctricos o híbridos. El anterior presidente, Joe Biden, impuso aranceles del 100% sobre los coches eléctricos fabricados en China, así como la prohibición de vender en suelo estadounidense coches chinos conectados, cerrando de facto la frontera a estos coches.
El mensaje del director general de Ford es claro: la industria automotriz norteamericana, debe despertar. China es un gigante industrial, capaz de alterar el equilibrio mundial. Para sobrevivir, es necesario acelerar la transformación tecnológica, reducir los costos de producción y apostar por la innovación, tanto en el ámbito del software como en el de la mecánica.
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