El gobierno de China ya detectó cómo la industria automotriz del país entró en guerra consigo misma. A los funcionarios les preocupa que la guerra de precios de los vehículos eléctricos en curso amenace el crecimiento económico de la nación y exigen que los fabricantes de automóviles tomen medidas pues, de lo contrario, el gobierno tiene planes para hacerlo por ellos.
El presidente Xi Jinping advirtió recientemente sobre los peligros de la "involución", donde las empresas invierten sumas de dinero cada vez mayores y obtienen menos a cambio, haciendo referencia al auge en múltiples sectores, incluida la inteligencia artificial y la potencia informática.

Algunas marcas de automóviles en China han reducido los precios a niveles que parecen simplemente escandalosos en Occidente. El vehículo eléctrico subcompacto Seagull de BYD cuesta tan solo 145,000 pesos en China, pero el mismo automóvil vendido en Europa, donde se llama Dolphin Surf, cuesta el equivalente a 480,000 pesos. Incluso tomando en cuenta los aranceles impuestos a los automóviles chinos que se importan a Europa, es una gran diferencia.
Aunque BYD parece rentable, así como Li Auto y Seres, la mayoría de las cerca de 50 marcas chinas de vehículos eléctricos no están ganando dinero y se espera que muchas desaparezcan en los próximos años. Los descuentos en automóviles eléctricos en toda la industria promediaron casi el 17% en abril, en comparación con solo el 8% durante el año pasado.

Ante ello, el gobierno propuso una enmienda a sus leyes de precios, que podría limitar la capacidad de los fabricantes de automóviles para establecer precios anormalmente bajos.
BYD fue uno de varios fabricantes de automóviles cuestionados el mes pasado frente a funcionarios chinos, donde se les advirtió sobre la producción de demasiados automóviles. La inversión excesiva ha llevado a un exceso de capacidad en la industria, con las plantas de algunos fabricantes de automóviles funcionando solo al 2% de su capacidad.
Ver 0 comentarios