Nissan LEAF, prueba (parte 2)

Nissan LEAF, prueba (parte 2)
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Encender un Nissan LEAF es como prender un Nissan GT-R, pero al revés. El motor no produce ninguna clase de ruido, sabremos que el auto está encendido sólo porque las pantallas se prenden y el tablero emite un sonido de bienvenida. Quitamos el freno de estacionamiento —eléctrico— y movemos el joystick a la posición D para que lentamente comience a despegar nuestro Nissan LEAF de prueba.

Una vez familiarizados con el silencio y su suavidad de manejo, decidimos hundir un poco el pie en el acelerador para comprobar la respuesta del motor. A diferencia de lo que muchos pensarían, el LEAF se mueve mucho mejor que sus equivalentes a gasolina porque su corazón eléctrico es capaz de entregar su máximo poder desde el primer contacto con el acelerador, no como los de combustión interna que deben rodar a ciertas revoluciones.

Esta respuesta inmediata del acelerador le da un toque de diversión a la conducción del Nissan LEAF, aunque ciertamente no es un deportivo. Cuando las 187 lb-pie de torque llegan de golpe a las llantas delanteras, se hace presente el torque steer —a pesar de que el auto cuenta con controles de tracción y de estabilidad— con la típica vibración del volante y la leve sensación de estar perdiendo el control de auto por un par de segundos. La electrónica actuará para moderar la situación, pidiéndonos más prudencia la próxima vez que se nos ocurra pisar a fondo desde cero (sí, nos declaramos culpables).

El 'ecologicómetro'

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Habiendo mencionado lo anterior, se vuelve realmente tentador jugar con el acelerador del Nissan LEAF cada que el tráfico lo permita. Por eso la marca buscó la forma de invitar a los conductores a guardar la compostura y conducir de manera ecológica. Su mejor idea fue que el cuadro de instrumentos se fuera llenando poco a poco de árboles, conforme el auto considera que estamos salvando al mundo porque manejamos ecológicamente —es como reforestar el Amazonas sin ensuciarse las manos (?)— es decir, sin aceleraciones o frenadas bruscas.

Tras convivir con el auto una semana, hubo un par de "trucos" que fuimos descubriendo para hacer rendir los 160 km de autonomía que promete con una sola carga. Para empezar, cuenta con dos modos de manejo: D y ECO, el segundo reduce la fuerza del motor, pero aumenta el rango de autonomía; al final del día, el modo ECO cumple cabalmente con las funciones del auto en la selva urbana, incluso en vías rápidas. Sobre esta misma línea de economía de energía, el auto incorpora un sistema de frenado regenerativo que aprovecha la energía de las desaceleraciones para recargar la batería: suelas el acelerador y pierdes velocidad, pero ganas energía.

¿Litros de 600 ml con PEMEX? ¡Kilómetros de 270 metros en el LEAF!

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Llegamos a una de las grandes áreas de oportunidad del Nissan LEAF: la autonomía. La computadora de viaje siempre es muy entusiasta con los kilómetros que le quedan al auto. Con la carga al 100% (160 kilómetros) partimos de la Fuente de Cibeles al Centro Histórico, de ahí al Auditorio Nacional y de ahí a las Torres de Satélite. De acuerdo con la computadora de viaje, el recorrido tuvo una distancia de 20.3 kilómetros con una velocidad media de 24.7 km/h; pero, de acuerdo con el medidor de autonomía, en realidad recorrimos 75 km. Si hacemos las cuentas, cada kilómetro de los 160 que tenía inicialmente nuestro Nissan LEAF rindieron sólo 270 metros.

Continuará... Continúa.

En Motorpasión México | Nissan LEAF, prueba (parte 1)

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