En la Unión Soviética no había rines para autos de carreras. Usaban unos de helicóptero... y se ven geniales

En la Unión Soviética no había rines para autos de carreras. Usaban unos de helicóptero... y se ven geniales
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Cuando los recursos son limitados, el ingenio siempre será el mejor aliado. En los años 50, en la extinta Unión Soviética, las carreras de autos eran muy populares, pues se llevaban a cabo rallys y carreras de vehículos de turismo en circuitos y, evidentemente, conseguir piezas de carreras occidentales era casi imposible y muy caro, por lo que los constructores y mecánicos tenían que ser muy creativos para lograr su objetivo, recurriendo, por ejemplo, a piezas y ruedas de helicópteros, así como lo lees.

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En aquellas épocas, los pilotos buscaban la manera de mejorar las prestaciones de sus coches, pero no tenían acceso a carburadores sofisticados, árboles de levas a medida o simplemente rines de aleación, en lugar de las de acero con las que venía el coche de serie. Ante ello, las únicas opciones que tenían eran conseguir las piezas vía el contrabando, modificar lo que tenían a la mano o fabricar con piezas de producción nacional. Y así fue como se fijaron en las ruedas de helicóptero.

De acuerdo con Dzen.ru los trabajadores de algunas plantas aeroespaciales o de vehículos militares se quedaban hacían horas extras para fabricar rines de carreras a medida para los pilotos, a partir de rines diseñados para vehículos blindados o helicópteros.

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Los pilotos con mejores contactos conseguían rines de aluminio originalmente diseñadas para la serie BDRM de vehículos blindados de reconocimiento. Sin embargo, un rin de aluminio era algo prohibitivo en la Unión Soviética y al final no era algo habitual. En su lugar, el producto de moda era su homóloga aeronáutica, el rin K2-116, utilizado en helicópteros, como los Mi-4 y Mi-8 y aviones como los Ilyushin Il-18 y el Antonov An-28.

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Eran rines modulares de 14x9 pulgadas muy anchos, y que pesaban alrededor de 8 kilos cada uno, algo sorprendente para la época. Además de ser ligeras, el hecho de ser modulares les permitía adaptarlas a cualquier patrón de tornillos para automóviles y con el desplazamiento que mejor les convenía. Esos rines fueron tan populares en los años 70 y 80 que en la actualidad es todavía muy común verlos en coches clásicos de corte deportivo de la era soviética, como los GAZ-24 Volga de carreras.

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