Ni es fácil ni es práctico, pero este puente de bambú con 50,000 cañas se monta y desmonta a mano todos los años desde hace décadas. Hay un motivo

Ni es fácil ni es práctico, pero este puente de bambú con 50,000 cañas se monta y desmonta a mano todos los años desde hace décadas. Hay un motivo
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Cada año, antes de la llegada de las lluvias, los habitantes de Kampong Cham, en Camboya, se enfrascan en la misma tarea: reconstruir a mano un puente de bambú de más de un kilómetro la ciudad con la isla de Koh Pen, ubicada en medio del río Mekong.

Ya hemos conocido elevadores en China que utilizan barcos enormes para subir por montañas y presas. También carreteras submarinas que buscan conectar regiones remotas de Europa. Y ahora, toca ver a detalle otra obra de la ingeniería enclavada en lo profundo de Camboya.

Esta estructura, formada por unas 50,000 cañas de bambú, resulta tan resistente que puede con el paso de peatones, motocicletas y hasta autos, aunque su diseño de apariencia frágil parezca decir lo contrario.

El puente de Koh Pen no es un capricho turístico. Es una necesidad impuesta por el ritmo del río Mekong, cuyas aguas crecen violentamente entre mayo y noviembre. Para evitar que las crecidas arrastren la estructura, los lugareños desmontan el puente y almacenan el bambú. Así ha ocurrido durante décadas, salvo algunas interrupciones en tiempos de guerra, según reportó el medio ABC.

Pese a su aspecto artesanal, la pasarela presenta una ingeniería sorprendente. Docenas de hombres clavan postes verticales en el lecho del río, colocan cañas horizontales que forman la superficie y refuerzan todo con alambres trenzados. El resultado es un entramado firme, aunque resbaladizo, que genera una vibración particular al cruzarlo. Esta sensación, junto con su peculiar sonido y vistas inigualables del atardecer, ha convertido al puente en una atracción turística, con una calificación de 4.3 estrellas en TripAdvisor.

Sin embargo, la tradición está en peligro. En 2017, el gobierno camboyano construyó un puente de cemento río arriba. Es más práctico, pero esta nueva infraestructura también amenaza con hacer desaparecer la que se ha convertido en una costumbre identitaria para la comunidad.

Para los amantes de las estructuras y la ingeniería artesanal, el puente de Koh Pen ofrece una experiencia única que se recomienda visitar entre diciembre y junio. El resto del año, los habitantes que necesitan trasladarse entre la isla y la orilla utilizan un ferry, pero esto es más de uso local que turístico.

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