Hace algunas horas el ambiente automotriz mundial se cimbró ante la muerte de Lee Iacocca, una auténtica leyenda de la industria, quien falleció en su casa de California a la edad de 94 años.
Para muchos, el escuchar el nombre de Lee Iacocca es sinónimo de Ford Mustang y en efecto, este hombre fue el artífice de la creación del legendario muscle car, pero más allá de eso, este ejecutivo fue quien salvó de la bancarrota a Chrysler en la década de los ochenta, cuando la firma automotriz se encontraba en una de sus peores crisis.
De carácter afable, pero muy enérgico en cuanto a sus decisiones con respecto al trabajo, Iacocca inició su exitosa carrera en Ford, allá por 1946, primero desempeñándose como ingeniero para luego integrarse a la división de ventas y marketing, una decisión que sería clave en su futuro.
Fue en esta área donde Lee pudo explotar al máximo su talento en la promoción, una cualidad que no pasó desapercibida para los altos ejecutivos de la firma, quienes a mediados de la década de los 50 lo llamaron para que se integrara en las oficinas centrales de Dearborn.
Hijo de inmigrantes italianos, Iacocca, cuyo primer nombre era en realidad Lido, cimbró los cimientos de la industria con sus revolucionarias ideas de mercadotecnia y su opinión acerca de los autos importados, que poco a poco a estaban dominando el mercado estadounidense. Esta idea fue la que lo llevó eventualmente a concebir “un auto coupé, de estilo deportivo, cómodo, emocionante, con un gran motor y accesible para todo mundo”, una idea que desembocaría en la creación del muscle car más famoso de todos los tiempos: el Ford Mustang.
Para 1970 Iacocca ya había ascendido al puesto de presidente de Ford Motor Company, sin embargo, unas diferencias insalvables con Henry Ford II propiciaron que el ejecutivo saliera de la empresa del óvalo en 1978. Pero no estuvo mucho tiempo desempleado, inmediatamente fue fichado por Chrysler, que en ese momento se encontraba en una situación muy delicada.
Iacocca puso manos a la obra reuniendo algunos conocidos que habían trabajado en Ford, reunió a algunos de sus antiguos compañeros de Ford y puso en marcha un agresivo plan para sacar a la empresa a flote, incluyendo la solicitud de un préstamo al congreso de los Estados Unidos por 1,500 millones de dólares para liquidar todas las deudas de la firma automotriz. El resultado de aquella labor rindió sus frutos con el nacimiento de la Voyager, la primera miniván del mercado y con la que se abrió un nuevo segmento en la industria que muy pronto sería copiado por el resto de las marcas.
Otro gran logro de Iacocca fue haber lanzado la gama “K”, compuesta por autos compactos, con motor de cuatro cilindros y un consumo de combustible mucho menor que el resto de los autos, una fórmula que hizo que las ventas se dispararan.
Fue durante su dirección que Chrysler realizó alianzas con empresas como Mitsubishi, AMC, Maserati y Lamborghini. Durante esta época Iacocca saltó al estrellato al comenzar a estelarizar los anuncios televisivos de Chrysler en los que apuntaba un dedo hacia el espectador mientras pronunciaba su famosa frase: "Si encuentra un coche mejor, cómprelo".
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