Ni los aranceles frenarían a los autos chinos en México: han logrado abaratar lo más caro, que tiene poco que ver con lo que cuesta fabricarlos

Recientemente, nuestro gobierno dio a conocer que está analizando la imposición de un arancel de hasta el 50% a los autos importados desde China, como una medida que busca proteger nuestra industria y frenar la entrada masiva de vehículos eléctricos y de combustión interna, provenientes del gigante asiático, a bajo costo.

Sin embargo, especialistas advierten que, a pesar de esta medida, los fabricantes chinos se mantendrán competitivos. Y es que, de acuerdo con Bloomberg, sus costos de producción en Asia son tan bajos, que podrían absorber gran parte de la tarifa y mantener precios atractivos en nuestro territorio,

BYD ilustra esta ventaja. La firma vende en México el Dolphin Mini, un hatchback eléctrico que se importa desde Shenzhen, con un precio de 415,800 pesos, una tarifa que refleja la capacidad de China para producir con mano de obra más barata, cadenas de suministro optimizadas y acceso a materiales a menor costo.

Durante el primer semestre de este año, ingresaron a México 280,100 vehículos provenientes de China, un incremento del 24% en comparación al mismo periodo, pero del año pasado, según indica The Business Times. Con esas cifras, México desplazó a Rusia como principal receptor de autos chinos en el mundo. La estrategia de penetración parece seguir intacta, incluso frente a un escenario de mayores impuestos.

Otras estrategias por parte de los fabricantes chinos de autos tienen que ver con la reducción de costos de distribución de sus productos. De regreso con BYD, es dueña y opera una flota de barcos denominados Ro-Ro (Roll-on/Roll-off) para transportar sus vehículos a escala internacional, una estrategia que inició en 2024 y 2025, para reducir costos logísticos, entre un 30% y un 40% en los costos de envío, al no depender de operadores logísticos externos, asegurar la capacidad de transporte y expandir sus mercados.

Por otro lado, Yale Zhang, director de Automotive Foresight en Shanghái, señaló que los autos eléctricos chinos ofrecen un paquete difícil de igualar, es decir, que mientras gran parte de la producción local sigue anclada en motores de gasolina con plataformas antiguas, los autos de nueva energía llegan con tecnología avanzada, conectividad digital y sistemas de seguridad más modernos. El precio termina como factor decisivo, pero no es el único atractivo.

En Europa ya sucedió algo similar. Las exportaciones chinas de vehículos eléctricos cayeron tras la investigación antisubvenciones en 2023, sin embargo, las marcas lograron recuperarse y alcanzaron en junio y julio de 2025 una cuota de mercado cercana al 10%. Esa experiencia sugiere que, incluso con barreras comerciales, la presencia china puede adaptarse y consolidarse en mercados con alta demanda.

Otro aspecto que no podemos hacer de lado, además del económico, está el social pues, a diferencia de Europa, el poder adquisitivo en México es más bajo y cualquier incremento en los precios impacta de inmediato en las decisiones de compra. En ese sentido, Zhang advierte que la reacción del consumidor mexicano será clave, ya que el ajuste de precios para compensar los aranceles podría reducir la demanda en el corto plazo. Aun así, la escala de producción china les permitiría mantener un rango competitivo difícil de igualar.

Michael Dunne, ex presidente de General Motors en Indonesia indicó que los aranceles desacelerarán la entrada, pero no detendrán la ola. En nuestro país ya circulan cientos de miles de autos chinos y las redes de concesionarios se multiplican en distintas ciudades de nuestro territorio.

Esa infraestructura consolidada les da una ventaja que no desaparecerá con un decreto. Lo que parece seguro es que los consumidores encontrarán en los autos chinos una alternativa de movilidad moderna a precios que el mercado local no puede ofrecer.

El futuro de nuestro mercado automotriz se juega entre proteger la producción nacional y permitir que entren modelos más accesibles. Si el gobierno confirma el arancel, la medida pondrá a prueba la resiliencia de las marcas chinas y el bolsillo del consumidor mexicano. La respuesta de ambos definirá si la apuesta del país logra frenar una tendencia que ya cambió el mapa global de la industria automotriz.