Volkswagen Virtus 2023, a prueba: el sedán más pequeño de VW por fin desenvaina la espada
El Volkswagen Virtus lleva ya algunos años entre nosotros, pero es hasta ahora, con esta actualización, que desenvaina la espada. La salida del Vento y la llegada de nuevas versiones han permitido que el Virtus sea más y mejor, en todo el sentido de la expresión. Pero ahora también es uno de los sedanes más costosos de la categoría en México, ¿vale la pena?
En video
La primera impresión que da el Volkswagen Virtus 2023 podría ser la de un simple rediseño, pero hay mucho más. El tamaño cambia, la fábrica que lo produce para México es otra y ahora puede llevar motor turbo. Vamos por partes.
Volkswagen Virtus Highline
$431,490
- Motor: 3 cilindros turbo de 1.0 litro
- Potencia: 114 hp @ 5,500 rpm
- Par: 134 lb-pie @ 4,500 rpm
- Transmisión: Automática de 6 vels.
- Tracción: Delantera
- Frenos: Disco / Tambor
- Peso: 1,245 kg
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Barra de torsión
- Longitud: 4,561 mm
- Cajuela: 521 litros
- Consumo en ciudad: 11.5 km/l
- Capacidad del tanque: 50 litros
- Fabricado en: India
Comencemos con lo evidente a simple vista, el rediseño. El Virtus ahora tiene más personalidad, sobre todo al frente. Aunque tiene mucho sabor a Volkswagen y ese innegable parecido con el resto de la gama, también tiene una identidad mejor definida, e incluso un toque deportivo, con tomas de aire bastante grandes y rines de aluminio de 17" que —al menos a mí— me recuerdan a los del Golf GTI de séptima generación.
La trasera tiene un diseño "muy Jetta", porque Virtus siempre ha querido ser eso: un mini Jetta. Las calaveras son nuevas, ahora con un diseño color gris, del que personalmente no me declaro fan porque me dan la impresión de auto modificado, pero es una cuestión de gustos.
Al importarse ahora desde India, el Volkswagen Virtus cambia de especificación. Respecto al modelo anterior, que venía de Brasil, el nuevo es casi 8 cm más largo, aunque su distancia entre ejes y la cajuela son las mismas, por lo que no hay cambios en materia de espacio. Aquí lo impactante es que hablamos de un subcompacto de 4.56 metros de largo; mide más o menos lo mismo que un Bora.
Una cabina mejorada y altamente equipada
Uno de los puntos flacos del Virtus anterior eran los acabados interiores. Con esta renovación no se vuelve el subcompacto más refinado de la categoría, pero sí hay una notable mejora en la sensación de calidad y, sobre todo, en la selección de materiales.
Es cierto que a bordo todavía predominan los plásticos rígidos, y que por el precio ya se llegan a extrañar piezas de tacto más acolchado, pero la combinación de tonos, la introducción de piezas decorativas brillantes y, sobre todo, las pantallas, hacen que el Volkswagen Virtus dé una mejor sensación de "coche caro". Sí, aún con plásticos rígidos.
La pantalla es de 10" y está fabricada con Gorilla Glass. La resolución es muy buena, la interfaz es fluida y admite conexión inalámbrica con Android Auto y Apple CarPlay. Frente al conductor hay un cuadro de instrumentos digital de 7" con gráficos bien resueltos, fáciles de leer y con alto grado de personalización. Desde el punto de vista de la tecnología, Virtus lo hace muy bien.
Esta versión Highline tiene un precio de 431,900 pesos. Es uno de los subcompactos más costosos. El dinero no se va precisamente en los acabados, sino en el equipamiento y en una interfaz tecnológica bien cuidada. Vamos a encontrar llave inteligente, climatización automática, faros de LED automáticos, control crucero... y algunas rarezas en la categoría, como quemacocos, ocho bocinas, sensor de lluvia, cargador inalámbrico, cuarto puertos USB, salidas de A/C traseras y espejo retrovisor electrocrómico.
A nivel seguridad, todas las versiones ahora incluyen seis bolsas de aire y control electrónico de estabilidad. Desde la intermedia también se suma freno autónomo de emergencia. Es un sedán bastante seguro, aunque por el precio ya se echan de menos algunas otras asistencias avanzadas, como quizá monitor de punto ciego o asistente de mantenimiento de carril.
Para terminar con el repaso de la cabina, hablemos de espacio. Es uno de los subcompactos más largos y eso se nota en el buen lugar para cabeza y piernas. También hay amenidades correctas atrás: puertos USB, descansabrazos, salidas de A/C y espacios para colocar objetos. La cajuela tiene una enorme capacidad de 521 litros —más grande que la de Jetta—. Lo único a tener en cuenta es que sus resortes son muy suaves, por lo que al abrirla se regresa. Hay que tener cuidado para no pegarse con el mecanismo.
Un chasís de alto nivel y un motor al que hay que acostumbrarse
Hablemos de manejo. Es uno de los aspectos donde más se compensa el precio del Virtus. Lo que quizá Volkswagen se ahorró en acabados interiores, lo invirtió en una plataforma de alto nivel. Al igual que otros modelos del grupo, como SEAT Ibiza, Audi A1 o Volkswagen T-Cross y Nivus, Virtus también fue desarrollado sobre la plataforma MQB A0, aunque en este caso se trata de la versión extendida para ofrecer algo más de espacio.
Al volante es una arquitectura que deja muy buen sabor de boca. Transmite un buen grado de precisión y un aplomo poco habitual en la categoría. La dirección es ligera, pero rápida. La carrocería no balancea demasiado en curvas, y la suspensión tiene un puntito de firmeza que demuestra que incluso los Volkswagen hechos en Asia conservan su grado de sabor europeo al volante.
El Virtus no se vende en Europa, pero su plataforma sí. Los ajustes específicos para regiones como el sur de Asia y Latinoamérica se reflejan en el extra de suavidad en la amortiguación para calles maltratadas. Me gustó el equilibrio entre firmeza para una conducción ágil, pero suavidad para pasar baches. También tiene buena altura respecto al piso. Viajé con cinco personas a bordo y nunca raspó.
Vamos con el motor. Me gustó y a la vez no. Me explico: esta versión Highline lleva un motor turbo de tres cilindros y 1.0 litro. Es uno de los motores más nuevos dentro de Grupo Volkswagen. Desarrolla 114 hp y 134 lb-pie. La potencia queda en el mismo rango que muchos de sus rivales, pero el hecho de ser de los pocos modelos de la categoría con turbo lo salva de perder potencia; conforme subimos sobre el nivel del mar, el oxígeno se reduce y los motores se van volviendo menos potentes. A la altitud de Ciudad de México se pierde el 22% del poder. Con un turbo eso no sucede.
Lo que no me terminó de convencer del todo es lo que tarda en actuar el turbo. Los arranques se sienten algo lentos. Son uno o dos segundos en los que sientes que el auto se está sentando, pero de repente surge su gran empuje, incluso de forma algo súbita.
Aprendes a vivir con su reacción y te acostumbras a medirlo, aunque aún en algunos cruces y saliendo de topes se agradecería una respuesta más instantánea. La aceleración en términos generales es muy buena, pero no lo parece al principio.
La ventaja de un motor pequeño con turbo es que es fácil obtener un buen rendimiento de combustible. En ciudad promedié 11.5 km/l, que siendo más indulgente con acelerador bien podría haber rebasado los 12 km/l. La transmisión ayuda a aprovechar bien al motor, ya sea para ahorrar combustible o para exprimir su cara más deportiva.
Es importante aclarar que sólo el Virtus Highline lleva este motor turbo. Los Trendline y Comfortline van con un motor de 1.6 litros, sin turbo, de 110 hp y 112 lb-pie. Para ciudad está bien, pero en carretera no reditúa tanto como el 1.0 litro trubo.
9.1
A favor
- Muy buen espacio.
- Manejo de alto nivel.
- Equipamiento completo.
En contra
- Turbolag muy marcado.
- Precio por encima de la media.
- Los acabados interiores cumplen, pero no sorprenden.
Un sedán muy completo, si estás dispuesto a pagarlo
El Volkswagen Virtus participa en la categoría más vendida de México, la de los sedanes subcompactos. Sus rivales hoy han evolucionado y no se lo ponen fácil, sobre todo en un tema de precio. sus principales competidores son Nissan Versa, Mazda2, Toyota Yaris, Chevrolet Onix, KIA Rio, Hyundai HB20 y Honda City.
Lo que ofrece Virtus frente a sus rivales es un alto grado de refinamiento tecnológico, mucho espacio y una conducción superior. Quizá no sea el modelo que más cosas te va a dar por tu dinero, pero sí el que más atención le pone a todo lo que incluye, sin llegar a considerarlo un sedán al que le falten cosas. Su área de oportunidad está en la cantidad de asistentes avanzados de manejo, que por 431,490 pesos podrían considerarse pocos. Además, por ese precio, Virtus ya pisa terreno de sedanes superiores, como Mazda3 y Jetta.
