
No es Valle de Bravo, ni tampoco Taxco, pero en las empinadas calles de Cuautepec, en la alcaldía Gustavo A. Madero, los clásicos Volkswagen Sedán, mejor conocidos como Vochos, siguen siendo los reyes del transporte público.
Ni los vehículos más nuevos ni los más costosos han logrado destronar a estos icónicos autos alemanes, que se niegan a desaparecer en una de las zonas más complicadas de la capital.
La clave detrás de esta resistencia no es la nostalgia, sino una cualidad mecánica que sigue siendo insuperable. Los Vochos tienen tracción trasera y motor trasero, lo que les permite conquistar las pronunciadas pendientes de esta zona montañosa al norte de la ciudad. Cuando un auto sube una cuesta, el peso se transfiere hacia atrás; en el caso del Vocho, eso significa mayor agarre en las llantas que impulsan el vehículo.
“Aquí hay otros taxis como Tsurus, pero ellos no suben calles tan empinadas como Cerro Azul, el vochito es el vochito”, dijo a La Prensa el taxista Pascual Patricio Salazar. El medio capitalino publicó una entrañable historia sobre la dominación de los Vochos frente a otros vehículos destinados a prestar el servicio de taxis en esa zona de la megaurbe.
A diferencia de otros puntos de la ciudad, donde los taxis modernos dominan, en Cuautepec los Vochos se han convertido en leyenda. Según estimaciones de los propios choferes, aún circulan más de dos mil unidades que brindan servicio día y noche. En calles como Lerdo de Tejada es común ver filas de vochitos esperando clientes, listos para subir a donde otros no se atreven.
Según el reporte del medio, en este rincón de la ciudad, un viaje en vocho puede costar desde 25 hasta 90 pesos, dependiendo de la distancia y la dificultad del terreno. Para los habitantes, pagar un poco más vale la pena si eso significa llegar hasta lo más alto del Cerro del Chiquihuite.
Mantener un vocho en buen estado no es barato. Los ajustes y afinaciones son constantes debido al desgaste que implica el terreno, con cambios de aceite cada cuatro o seis meses y afinaciones que llegan a costar 15,000 pesos. En esta zona del país, como en otras ciudades con calles empinadas, los Vochos no son un capricho romántico ni una reliquia, sino la opción práctica y funcional para un terreno que sigue siendo un reto para los autos modernos.