Pablo Monroy
En agosto pasado, en el marco de la Monterey Car Week, Bentley presentó su opción de pintura Ombré aplicada sobre la carrocería de un Continental GT Speed, bajo un encargo a petición de un cliente. Ahora, ese mismo tono se extendió a su popular modelo Flying Spur.
Presentado en el Salón Náutico Internacional de Southampton, en septiembre, el automóvil pasa de un color Topaz Blue en la parte delantera a Windsor Blue en la parte trasera. La transición de color es gradual a medida que los dos tonos se encuentran en el centro, creando una apariencia única en las puertas, marcos y techo.
Bentley señaló que el acabado Ombré tarda casi 60 horas en completarse, con dos técnicos de pintura de la marca altamente calificados. No es difícil entender por qué, ya que es un proceso complejo, que comienza con la aplicación de los dos colores individuales en la parte delantera y trasera. posteriormente, las pinturas se tiñen y se aplican por etapas, para garantizar una transición suave, que sea simétrica en ambos lados del coche.
Como era de esperar, este nivel de habilidad y artesanía no es barato, ya que Bentley indicó dijo que el diseño Ombré by Mulliner es su opción de pintura más exclusiva, y tiene un precio de 68,000 dólares, alrededor de 1,247,000 pesos, lo que significa que el trabajo de pintura por sí solo cuesta más que muchos vehículos de lujo, incluidos el BMW Serie 5, el Cadillac Lyriq y el Mercedes Clase E. También se pueden comprar casi cuatro Nissan Versa por el mismo precio.
Si bien la tarifa es elevada, lo cierto es que las opciones son extremadamente limitadas "debido a la complejidad de cómo se combinan las dos pinturas". Tal y como explicó Bentley, los colores deben elegirse específicamente para "garantizar una transición uniforme y gradual". La compañía también tiene que evitar crear un tercer color, ya que una transición de amarillo a azul daría como resultado un vehículo con un centro verde.
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