A grandes rasgos, las baterías de estado sólido permitirán usar un coche eléctrico con la misma facilidad (tiempos de carga realmente cortos) y vida útil prolongada (las baterías no se degradan con cada carga) que un auto a gasolina. En otras palabras, son la revolución que espera la industria, sin embargo, aunque llevan décadas en desarrollo, aún no inicia su comercialización. Las marcas más optimistas hablan que sucederá en 2027, mientras que la mayoría no creen que sea factible hasta 2030.
Para sorpresa de pocos, China podría ser la primera en dar el golpe sobre la mesa, ya que el fabricante de automóviles chino SAIC Motor, dueña de MG, entre otras marcas, asegura que empezará a producir en serie baterías de estado sólido en 2026, es decir, a dos años de distancia, mucho antes de lo que esperan las marcas con el mayor avance en ese campo: Nissan y Toyota.
De acuerdo con el medio chino Autohome, SAIC anunció, en una conferencia sobre tecnología energética, que suministrará esta tecnología a sus marcas de automóviles, como MG, Wulin o IM, a partir del próximo año y llegarán al mercado en 2026.
No es la primera vez que SAIC anuncia una batería de estado sólido, pues la última vez lo hizo en marzo pasado, durante el Salón de Ginebra, cuando presentó un nuevo modelo, el IM L6, equipado con una batería de estado sólido, la cual resultó ser en realidad una batería de estado semisólido.
Sin embargo, SAIC asegura que así estaba previsto. Su idea es empezar con baterías de "estado semisólido", que aún utilizan electrolito líquido, y posteriormente vendrán las baterías de "estado totalmente sólido".
Las primeras baterías de estado semisólido llegarán a los vehículos híbridos y eléctricos de SAIC (MG, Baojun, Wuling, IM, etcétera) a partir de 2025, y las baterías de estado sólido, en 2026. Este calendario es coherente con el que, según CnEvPost, SAIC había previsto para 2021, lo que indica que la tecnología está madurando más o menos al ritmo que SAIC espera, dando credibilidad a su fecha prevista de 2026.
Actualmente, una de las mayores desconfianzas del público hacia el coche eléctrico tienen que ver esencialmente con la relación entre la autonomía del coche, su tiempo de carga y su precio. Tras varias generaciones sin preocuparse donde repostar, ni del tiempo que eso llevará, tener ahora que planificar dónde y cómo recargar, aunque sea en un viaje largo una vez al año, no acaba de convencer a una buena parte del público.
Por lo que la comercialización de las baterías de estado sólido sería una auténtica revolución. Esto situaría, además, a SAIC y, por extensión, a toda la industria automotriz china una ventaja decisiva, potencialmente fatal, sobre los fabricantes de automóviles del resto del mundo
Toyota es considerado el que más avanzado está en esta tecnología, pues el gigante japonés tiene más de mil patentes registradas relacionadas con las baterías de estado sólido y cuenta desde hace años con prototipos eléctricos con batería de estado sólido en fase de pruebas.
Sin embargo, Toyota ha ido retrasando constantemente la salida al mercado de su batería de estado sólido, asegurando ahora que no será hasta 2030 que la veremos instalada en coches eléctricos. En cambio, sí podríamos verlas en coches híbridos de Toyota y Lexus a partir de 2027.
Por su parte, Nissan aspira a superar a Toyota y anunció que en 2028 empezarían a comercializar su su primer modelo con batería de estado sólido. Además de Nissan, Stellantis, BMW Group y el Grupo Volkswagen también confían en poder disponer de baterías de estado sólido para 2030, gracias a Solid Power, una startup en la que han invertido varios grandes grupos industriales, como BMW, Ford, el Grupo Volkswagen y Hyundai. Cuenta además con un acuerdo con el fabricante de baterías SK Innovation, para la producción en serie de celdas de electrolito sólido.
La principal dificultad para obtener una batería de estado sólido a nivel industrial es lograr una alta densidad energética, simplificar el proceso de fabricación y reducir los costos de material, y en ese último punto China tiene una ventaja decisiva sobre el resto al controla buena parte de la cadena de suministros de materia prima.
