En Asjabad, la capital de Turkmenistán, encontrarás la mayor cantidad de edificios de mármol de todo el mundo, monumentos enormes y calles relucientes, pero hay algo que no verás por ningún sitio: coches de color negro, o de hecho, de ningún color oscuro.
Su presidente anterior, Gurbanguly Bernimuhamedow, comenzó una guerra contra los autos de colores a partir de 2015, cuando prohibió la importación de los coches negros. En aquel momento, las aduanas no dieron otra razón más que tenían preferencia por los autos blancos, un color de buena suerte, según la BBC.
Pero en 2018 la política fue más allá, cuando el gobierno estableció que solo los autos de color blanco, plateado o beige estarían permitidos en el país. Todos los demás colores, pero en especial los oscuros, fueron prohibidos. Medios locales documentaron que posterior al decreto, los precios por repintar un auto se duplicaron, con costos de entre 1,000 hasta 3,000 dólares por trabajo. De esta manera, los ciudadanos que tenían un auto de un color no permitido intentaron ajustarse a la ley. Según reportes, los coches de otros colores eran llevados al corralón, y sus dueños tenían que pagar multas.
En Asjabad, también conocida como Ashgabat, esta prohibición es más evidente. Con sus lemas Ciudad del Mármol Blanco, así como Ciudad del Amor, la capital hace gala de blancura en todos sus edificios gubernamentales y comerciales. Que los coches tengan que ser blancos para poder circular coincide además con la paleta que exhibe la ciudad. Asjabad como asentamiento existe desde 1881, pero en 1991, con la independencia de Turkmenistán, se convirtió en capital del nuevo país.
Aunque visitar este país es posible, sus habitantes tienen muy complicado salir al extranjero. Los turistas van siempre acompañados de guías del gobierno, y más detalles de este lugar se han conocido en series como Dark Tourist, de Netflix, donde un periodista exploró la capital. También algunos youtubers han logrado adentrarse en esta nación, conocida porque aquí se ubica la llamada ‘Puerta al infierno’, un pozo de gas natural que está en combustión desde 1971.
El blanco está asociado con el amor y la pureza, y por lo visto, es el color preferido del presidente. Cuando Berdimuhamedow impuso la política, por nada más que supersticiones personales, era apenas el segundo gobernante de aquella nación, en el cargo que ocupó desde 2007 hasta 2022. Su hijo, Serdart Berdimuhamedow, es ahora presidente, pero no ha cambiado de parecer respecto a los colores de autos permitidos en el país.
Para sus habitantes, el color de sus coches es probablemente la menor de sus imposiciones. Turkmenistán es un país autoritario, con violaciones de derechos humanos, y su arquitectura monumental da aires de su pasado soviético. Sus gobiernos son conocidos por establecer el culto a la personalidad, e incluso los meses del año y los días de la semana fueron renombrados en 2002 por su primer presidente, Saparmurat Niyazov.