La Unión Europea ya dio luz verde a los aranceles definitivos a los coches eléctricos que se importan a Europa desde China, pese a que varios países como Alemania y España han intentado evitarlo y a que grandes fabricantes europeos, como Mercedes-Benz, BMW y Volkswagen, han pedido al Ejecutivo comunitario que reduzca las tensiones para evitar una gran guerra comercial.
Sin embargo, la respuesta no se ha hecho esperar: además de haber elevado ya los impuestos al brandy europeo y estar estudiando hacer lo mismo con la carne, especialmente la de cerdo, de la que España es su principal importador, China ya analiza elevar los aranceles a los coches con motores de gran cilindrada que salen de las plantas europeas y se venden en su mercado.
De acuerdo con Reuters, el Ministerio de Comercio de China asegura que Pekín “ya está estudiando medidas que incluyen el aumento de los aranceles sobre los coches importados de gasolina con gran cilindrada”, ya que “la medida salvaguardará los derechos de las empresas chinas”.
Estas medidas proteccionistas responderían con la misma moneda a las adoptadas por Europa hace cuatro días, y no sólo se centrarán en los coches: de momento, tal y como ha informado el Ministerio de Comercio de China en otro comunicado, los importadores de brandy europeo “tendrán que pagar un depósito de hasta el 39% del valor del brandy a partir del 11 de octubre”.
Estas medidas temporales a las importaciones de brandy procedentes de la Unión Europea afectan sobre todo a marcas procedentes de Francia, país votó a favor de los aranceles a los coches chinos. Entre ellas, Hennessy, Remy Martin, Remy Cointreau o Pernod Ricard.
Anteriormente, el Ministerio de Comercio chino descubrió que los destiladores europeos vendían brandy a un precio inusualmente bajo para su mercado, pero “en un gesto de buena voluntad”, las investigaciones estaban paradas, hasta ahora. Los envíos de brandy francés a China ascendieron a 1,700 millones de dólares el año pasado y representaron el 99% de las importaciones del país.
El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo la semana pasada en una conferencia, que la investigación china sobre el coñac carecía de fundamento, mientras que los aranceles sobre los vehículos eléctricos “eran necesarios para preservar la igualdad de condiciones”, y describió la investigación de Pekín como “pura represalia”.
Además, China ya ha avisado también de que está considerando un aumento de los aranceles sobre las importaciones de vehículos con motores de combustión de gran cilindrada, lo que afectaría sobre todo a los productores alemanes. Las exportaciones de vehículos de alta gama con motores de 2.5 litros o más a China alcanzaron 1,200 millones de dólares el año pasado.
Las conversaciones entre ambas partes continúan, y los anuncios chinos pueden representar un intento de Pekín de presionar a Bruselas para que encuentre una alternativa a los aranceles. La Comisión Europea debe publicar los resultados definitivos de su investigación sobre las subvenciones chinas a los vehículos eléctricos a finales de este mes, pues los aranceles entrarían en vigor a partir del 31 de octubre, con una vigencia de cinco años.
De momento, los nuevos aranceles de la Unión Europea a los vehículos eléctricos fabricados en China oscilan entre el 7.8% de Tesla, que es el más bajo porque la empresa recibe pocas subvenciones en China, y el 35.3% de los fabricantes que no cooperaron con la investigación de la UE. Con el 10% extra recién aprobado y aplicado a las importaciones en la UE, los tipos llegarán al 45% en el caso de SAIC, una de las marcas más perjudicadas.