Donald Trump tiene un aliado de lujo con Elon Musk. El multimillonario y jefe de Tesla está dispuesto a apoyar al ex presidente de Estados Unidos aportando más de 45 millones de dólares cada mes, algo que sueña contradictorio por parte de Trump, pues durante su discurso en Milwaukee en la convención republicana, arremetió contra los coches eléctricos.
“Pondré fin al Mandato de Vehículos Eléctricos el primer día, salvando así a la industria automotriz estadounidense de la destrucción total y ahorrando a los clientes miles de dólares por coche”, señaló Trump en su discurso.
Sin duda, la declaración llama poderosamente la atención, y está en línea con la retórica habitual del ex presidente Trump de apoyar la extracción de petróleo y energías fósiles, sobre todo si las petroleras le pagan la campaña electoral. De hecho, el candidato republicano dijo que eliminaría las normas que prohibirán gradualmente los vehículos de gasolina, diésel e híbridos, al mismo tiempo que calificó las subvenciones a los coches eléctricos de “increíble despilfarro”.
Y es que las ayudas federales incluidas en la Ley de Reducción de Inflación del Presidente Biden otorgan hasta 7,500 dólares por vehículo eléctrico de deducción en el IRPF a finales de año han sido duramente criticadas por Trump y el bando republicano.
Más allá de las críticas habituales del bando republicano (el estado no debería gastar fondos en ayudas), consideran que estas ayudas benefician indirectamente a China, ya que, según los republicanos, al comprar coches eléctricos con baterías de manufactura china, los beneficios de las ventas, aunque sean obtenidos por marcas estadounidenses, terminan indirectamente en manos chinas. Sin embargo, esas ayudas están sujetas a una serie de condicionantes para evitar favorecer a potencias extranjeras enfrentadas con Estados Unidos como China.
De acuerdo con esta ley, para poder tener los beneficios fiscales que ofrece, los vehículos eléctricos fabricados en la Unión Americana “no podrán tener ningún componente de la batería fabricado o ensamblado por entidades extranjeras de interés”, en clara alusión a China, Rusia, Irán o Corea del Norte. Además, para 2025, esas baterías también deberán excluir de la ecuación los minerales críticos extraídos, procesados o reciclados en esos mismos países.
Sin embargo, la realidad es que China sigue controlando la cadena de suministros de materias primas y es el primer fabricante mundial de baterías para coches eléctricos. Es decir, la norma del ejecutivo de Joe Biden no es aplicable en su totalidad. O en todo caso, muchos coches se quedarán fuera de las ayudas.
Tesla es una de las marcas que más se ha beneficiado de esas ayudas, ya que sus coches y baterías para el mercado estadounidense salen de las fábricas de California, Nevada y Texas. ¿Cómo se explica entonces el apoyo de Elon Musk a Donald Trump?
Por una serie de ventajas, además de su inclinación personal por los líderes más populistas del planeta, siendo la principal los enormes contratos que espera del estado para Space X (con la obsesión de fondo de llegar a Marte). Y es que Tesla hace tiempo que pasó a un tercer plano para Elon Musk.
Por otro lado, Trump también criticó la “nueva estafa verde” de la administración Biden, en referencia a las nuevas normas de la EPA de reducción de emisiones de CO2 de los coches nuevos. Esto podría indicar que Trump desmantelará la normativa más reciente de la EPA en caso de ser reelegido.
Esta normativa permite a los fabricantes de automóviles cumplir los nuevos criterios de emisiones de la forma que consideren oportuna, incluyendo una combinación de motores de gasolina más eficientes, híbridos, una mayor cuota de coches eléctricos e incluso vehículos de hidrógeno, y aunque el presidente Biden expresó su apoyo a que el 50% de las ventas de vehículos nuevos sean eléctricos para 2030, actualmente no existe ningún mandato federal sobre vehículos eléctrico.
El mandato de Trump podría afectar la manufactura de coches eléctricos en nuestro país, pues si bien pocos autos eléctricos se fabrican en México (Equinox EV, Blazer EV, Cadillac Optiq y Mustang Mach-E) los chinos vienen con la firme intención de fabricar en México para alcanzar el sueño americano.
Sin embargo, con Trump como presidente, los chinos lo pensarán dos veces antes de instalar una planta en México pues, aunque cumplieran con el tratado de libre comercio, Trump buscaría el modo de bloquearlos. Pero si además quiere quitar incentivos al auto eléctrico en general y bajar las restricciones de emisiones a los de gasolina, el mercado de gasolina se volvería mucho más atractivo que el de los eléctricos, así que los chinos podrían quedarse sin razón (a mediano plazo) de tener una fábrica en México. Así las cosas.