La fiebre de los autos eléctricos se está descontrolando, y el efecto será lo opuesto a los EV baratos que estamos esperando
Llevamos varios años viendo y escuchando como la gran mayoría de las marcas de autos en el mundo afirman buscar electrificar su alineación lo más rápido posible, incluso acabamos de ser testigos de cómo gran parte de Europa ha acordado prohibir la venta de autos a combustión para 2035 en pro de una reducción fuerte de emisiones contaminantes. Sin embargo, lo que en algún momento pareció ser el plan perfecto, ahora comienza a dejar ver las grandes complicaciones que dicha transición abrupta podría provocar.
Hay muchos factores a considerar en un futuro de movilidad totalmente eléctrica
La mayor cantidad de acciones encaminadas a electrificar a los autos viene desde los países más desarrollados, es decir, muchos de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, entre otros más. Sin embargo, las decisiones de negocios enfocadas en esas regiones también terminan repercutiendo en los mercados emergentes como el de México y el resto de Latinoamérica o gran parte de la región Asia-Pacífico.
Estos primeros efectos ya los estamos viendo en cómo hay marcas que están cambiando su modelo de negocios a vender solo productos que les dejen más margen de ganancia y que a su vez les permitan un desarrollo más fácil de sus futuros modelos eléctricos. Esto por consecuencia ha hecho que sus modelos de volumen queden discontinuados.
Algunas marcas cubren estas decisiones aprovechando sus alianzas con empresas de otros mercados, principalmente China, para traer vehículos que puedan mantener a flote a sus segmentos de acceso. Esto lo vemos claramente con Chevrolet. Aunque por otro lado, hay marcas que completamente deciden abandonar ese grupo, como ya lo hizo Ford. Con esto hay dos vertientes; o en mercados como el mexicano nos quedamos con menos opciones para elegir, o bien debemos esperar más tiempo para ahorrar y buscar la manera de comprar un producto considerablemente más caro, claro con muchas ventajas nuevas, pero definitivamente ya no tan accesible.
Esto se reconoce en la misma industria, pues hasta el lider de Citroen Europa, afirmó en una entrevista para Autocar, que la alza de costos provocada por esta transición ha encarecido tanto algunos productos que realmente los sacan de cualquier posibilidad de algunas personas.
En segundo lugar y probablemente lo más difícil para lograr esa transición será el proceso de producción, especialmente el de las baterías; ese componente que a lo largo de la vida del auto eléctrico se ha convertido en su talón de Aquiles y que recientemente muestra señas de poder perder todo el progreso que ya se había logrado en reducción de costos.
Esto lo podemos ver con las declaraciones que varios líderes de marca o región han dado últimamente, por un lado Carlos Tavares, CEO de Stellantis, dijo en la conferencia "Future of the Car 2022" que prevé una crisis de falta de baterías para suplir la demanda de autos eléctricos tan pronto como 2024 o 2025. A este tipo de predicciones también se unió RJ Scaringe, fundador de Rivian, quien en entrevista para The Wall Street Journal, aseguró que la crisis de los chips actual, es solo la punta del iceberg de lo que veremos en los próximos años con la alta demanda de baterías para autos eléctricos y su poca disponibilidad.
Sobre esto, el jefe de operaciones financieras de Volkswagen, Arno Antlitz, profundizó al hablar con Automotive News de Europa sobre como el problema de la producción de los nuevos autos eléctricos no será la capacidad de las marcas de adaptar sus líneas de producción, si no la disponibilidad de materia prima y la velocidad de fabricación de las baterías.
La mina de litio, manganeso, níquel y otros metales está sujeta a la cantidad que exista en cada yacimiento, la facilidad de transporte y el tiempo de procesamiento. Es por ello que su costo de producción es tan elevado. Actualmente el proceso se ha refinado y es lo que ha permitido que cada vez haya modelos eléctricos más accesibles, sin embargo, cuando entren en vigor las leyes de prohibición de autos a combustión, la demanda de baterías podría subir tanto que rebasaría la oferta de las mismas eliminando así esa promesa del auto eléctrico barato, sepultando el progreso y baja de costos que hemos visto hasta ahora.
¿Hay alguna solución?
Queda claro que para detener el deterioro ambiental es necesario reducir la huella de carbono de todo lo que sea posible. Y a pesar de que la producción de las baterías de un auto eléctrico es altamente contaminante, a largo plazo un auto eléctrico sí se logra ser considerablemente más limpio que uno a combustión. Pues después de cierto tiempo cargándose con energía obtenida de fuentes renovables, recortaría por mucho lo que un auto convencional quemaría a lo largo de su vida útil.
Por lo tanto, las soluciones podrían encaminarse a seguir explorando nuevas formas de crear baterías de estado solido como las que busca crear BMW, Ford y otras marcas, que requerirían menos metales raros para ayudar a distribuir mejor los recursos.
De igual forma, una diversificación en inversiones para perseguir otras fuentes de poder como los combustibles sintéticos podrían ayudar mantener ambas opciones de propulsión completamente vigentes y con mayores ventajas de adaptación para cada mercado.
Futuro y ventajas para estos autos las hay, pero no se puede negar que de momento parece que la transición está siendo muy abrupta, con tendencia a no poder cumplir lo que tanto se prometió de inicio.
