La crisis que está enfrentando el Grupo Volkswagen va más allá del propio fabricante alemán, pues es una señal de advertencia para el resto de la industria, de la cual dependen en Europa más de 13 millones de personas de forma indirecta, de las cuales 2.4 millones son empleos directos. El otro gran grupo europeo, Stellantis, asegura su CEO, Carlos Tavares, está trabajando duro para evitar el riesgo de cierre de plantas que enfrenta su rival Volkswagen.
"Hemos hecho muchas cosas impopulares en los últimos años para evitar en la medida de lo posible una situación similar a la de Volkswagen”, declaró Tavares en la inauguración del nuevo centro mundial de vehículos comerciales en Mirafiori, Italia, mientras en Europa la amenaza de cerrar fábricas y de despidos se extiende de Ford a Dacia, pasando por Volkswagen.
"Hemos sido criticados por ello, por tomar decisiones que... no siempre fueron bien entendidas", aseguró Tavares, añadiendo que en gran medida el problema está en el precio de los coches eléctricos en comparación con los de gasolina. Actualmente son caros y la clave, para él, está en vender vehículos eléctricos a los mismos precios que los modelos convencionales de gasolina.
"Llevamos tiempo sosteniendo que el mayor problema de la electrificación es la asequibilidad: lo repetimos como un disco rayado desde hace al menos seis años. Los consumidores quieren comprar eléctricos al precio de térmicos, pero las empresas que lo intentan se están metiendo en problemas", afirmó.
Sin embargo, en el grupo Stellantis, los coches eléctricos son hasta 10,000 euros más caros que el modelo a gasolina equivalente. Entonces, qué medidas ha tomado Stellantis para evitar estar en la misma situación que el Grupo Volkswagen.
Antes de 2021, año en el que se formó Stellantis mediante la fusión de Fiat Chrysler y Peugeot PSA, Peugeot PSA consiguió una mayor flexibilización y productividad en sus fábricas de Opel. Posteriormente, entre 2021 y 2023, Stellantis recortó su plantilla en casi 20,000 personas en Europa, la mayoría mediante bajas voluntarias.
Es algo que el Grupo Volkswagen no puede hacer con tanta facilidad, especialmente en la propia marca Volkswagen, debido a la presencia del estado de Baja Sajonia y de representantes de los trabajadores en el consejo de administración.
Aunque el gobierno italiano le exige que fabrique más coches en Italia, Tavares ya tiene bastante con no cerrar las fábricas existentes. Por ejemplo, Fiat detuvo la producción del Fiat 500 eléctrico durante un mes porque la demanda no está ahí y se amontonan los coches en stock que no encuentran comprador.
Del mismo modo, la fabricación de vehículos industriales eléctricos en Reino Unido, en la planta Vauxhall de Ellesmere Port, está en la cuerda floja desde el Brexit. Primero por el dichoso Breixt y ahora, por consideran en Stellantis la falta de ayudas del gobierno británico que obliga las marcas a vender una cuota mínima de vehículos ligeros eléctricos, so pena de fuertes multas. Stellantis quiere que estas camionetas cuenten como ligeros y no industriales, para lograr alcanzar la cuota exigida.
"No invertimos en crear capacidad que no podemos utilizar, sería un baño de sangre: creemos que es más correcto invertir nuestro dinero en función de la tendencia de ventas del mercado", explicó Tavares. Se puede considerar una alusión a la estrategia de Volkswagen de desarrollar varias plataformas exclusivamente para sus modelos eléctricos, como la MEB y la PPE (Porsche y Audi), totalmente ajenas a las de los coches de gasolina.
Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Es exactamente lo que han hecho en Stellantis. Tavares pasó de pedir aranceles para los coches chinos a comprar una participación en el fabricante chino Leapmotor. El objetivo es poder proponer coches eléctricos asequibles en Europa y fabricados en ese continente, como el Leapmotor T03.
Tavares también arremetió contra la falta de ayudas a la compra de coches eléctricos en algunos países, o su baja efectividad, pues considera que son esenciales para imponer el coche eléctrico. Las declaraciones de Stellantis sirven sobre todo para calmar a los accionistas y la opinión pública, pero no hay ninguna garantía de éxito. "Estamos trabajando muy muy duro para evitar esa situación y el futuro dirá si vamos a ser capaces de evitar cualquier problema o no, es demasiado pronto para decirlo hoy", explicó Tavares.