
La idea de que un coche eléctrico suene como uno a gasolina y simule los cambios de marcha, como puede hacerlo el Hyundai Ioniq 5N, puede parecer algo totalmente inútil, superfluo y, para algunos, una aberración contra la naturaleza. Pero, ¿y un tubo de escape?
Sí, hablamos de un coche eléctrico con un tubo de escape funcional, y además uno pensado para evacuar gases y no para hacer ruido, como la propuesta del Dodge Charger eléctrico. Para el grupo Stellantis, aunque un coche eléctrico no necesita sistema de escape porque no produce emisiones durante su funcionamiento, la propuesta tiene sentido.
Los vehículos eléctricos pueden necesitar cambios de aceite (de la transmisión) e incluso pueden tener cajas de cambios automáticas (de momento, de dos relaciones), pero no tienen ni necesitan tubo de escape. Sencillamente, porque no hay emisiones que evacuar.
Hay algunos experimentos con silenciadores digitales que simulan el ruido de un motor de combustión interna, pero estas cajas de resonancia suelen estar situadas bajo el cofre, como es el caso del citado Hyundai Ioniq 5 N, por ejemplo. Sin embargo, en Stellantis van en otra dirección; una diametralmente opuesta.
En una solicitud de patente en la Oficina de Patentes de Estados Unidos, descubierta por Green Car Reports, Stellantis describe una tecnología que canalizará y tratará los gases tóxicos que pueden surgir si una batería entra en embalamiento térmico, es decir, un calentamiento incontrolado que, en el peor de los casos, puede provocar un incendio, siempre muy difícil de sofocar.
De acuerdo con la patente, cuando las baterías se sobrecalientan, es decir, experimentan un embalamiento térmico, pueden liberar gases que se inflaman en presencia de las altas temperaturas generadas por el sobrecalentamiento de las baterías. Según el fabricante, estos gases pueden incluir hidrógeno e hidrocarburos como metano, etano, etileno, acetileno, propano, ciclopropano y butano.
Por lo que este sistema está diseñado para evacuar los gases peligrosos que se liberan en caso de incendio de la batería de forma segura, pues la patente hace referencia a diferentes zonas de tratamiento de esos gases.
Aunque las probabilidades de que la batería de un coche eléctrico se incendie son muy pocas, se trata, finalmente, de una medida de seguridad adicional, que se suma a los sistemas de control con los que están equipados actualmente todos los coches eléctricos.
Stellantis desarrolló este sistema para la nueva plataforma STLA Large, destinada a los modelos más grandes del Grupo. Esta plataforma podrá acoger baterías de hasta 800 volts y con una capacidad de hasta 118 kW. Esta base técnica no está destinada, por lo tanto, a marcas generalistas del grupo, como Citroën, Opel o Peugeot, sino que debería ser utilizada por Alfa Romeo, Dodge, Maserati o Lancia.
Stellantis aprovecharía para el escape en estos futuros coches eléctricos el hueco ya existente en la plataforma. Y es que esta plataforma también podrá equipar motores de combustión interna para modelos híbridos y PHEV, por eso los ingenieros han previsto un espacio para un escape en una plataforma de coche eléctrico.
Aún no se sabe si Stellantis utilizará realmente este sistema de seguridad para sus futuros coches eléctricos. Al fin y al cabo, los fabricantes patentan numerosos diseños, sistemas y nombres por si acaso, no necesariamente porque tienen intención de usarlos.
Además, Stellantis es uno de los fabricantes que ha apostado por las baterías de estado sólido las cuales presentan, en teoría, un riesgo mínimo de incendio con respecto a las baterías de iones de litio utilizadas hoy en día, aunque la industrialización de este tipo de baterías está todavía muy lejos.