Bolsas de aire reglamentarias, cinturones de seguridad y sistemas de frenado inteligentes: los fabricantes cada vez incorporan más componentes para hacer los autos más seguros. Pero poco de eso importa cuando te choca una Ford F-150 de más de 5,000 kg de peso.
Un nuevo análisis de The Economist confirmó lo que lleva diciéndose durante años: los autos gigantes y pesados son un peligro en las calles. No tanto para quien los maneja, que generalmente sale mejor parado en caso de accidente, sino para todos los demás, tanto peatones como conductores de otros autos más pequeños.
El medio analizó datos de 7.5 millones de choques en Estados Unidos entre 2013 y 2023 para concluir que la fatalidad de chocar contra una camioneta grande es hasta siete veces mayor que entre coches compactos de más o menos el mismo peso.
En el análisis, los vehículos de más de 3,000 kg de peso tuvieron un índice de 4.1 muertes de sus pasajeros por cada 10,000 accidentes, contra 15.8 muertes en los autos de cerca de una tonelada de peso. Pero los mismos autos de más de 3,000 kg mataron en promedio a 37 personas de otros coches por cada 10,000 choques. Los vehículos pequeños terminaron en 5.7 muertes por cada 10,000 choques contra otros autos. En resumen: los coches grandes y pesados protegen a sus pasajeros, pero resultan letales para todos los demás con los que choquen si son menores en tamaño.
‘Matan a más personas de las que salvan’
Encontrar la fórmula del tamaño ideal para la reducción de fatalidades en choques ha sido un desafío de décadas en el mundo, y The Economist rememoró cómo ha sido particularmente mortífero en Estados Unidos. Cuando la gasolina se encareció en la década de 1970, la industria reaccionó con autos y trocas hasta 450 kg más ligeros, pero esto resultó en un incremento de entre 14 a 27% de fatalidades en choques.
En la época actual, no obstante, el fenómeno es inverso: el peso promedio de un auto vendido en Estados Unidos es de 1,860 kg, y los vehículos pesados dominan en ventas: la línea Ford F y la Chevrolet Silverado son los dos modelos más vendidos del país este año. Pero por cada vida que el 1% de las SUVs y camionetas más pesadas salvan para sus ocupantes, 12 personas de otros autos con los que han chocado han muerto, según el análisis.
La disparidad de daños y mortalidad en choques entre modelos de distintos pesos ha llevado a una paradoja: cada vez más personas compran coches más grandes y pesados con la intención de sobrevivir en caso de accidente contra uno de esos mismos vehículos. En búsqueda de protegerse, los conductores han terminado incentivando el mismo ambiente que ha hecho más peligrosos los choques.
Los datos lo comprueban: la producción de sedanes en Estados Unidos ya es de menos de 25% del total, cuando llegaba a 80% en 1980. Las SUV acaparan más del 50% de la producción nacional. Visto por peso, los autos de menos de 3,000 libras (1,360 kg) están extintos, pero los de más de 5,000 libras (2,267 kg) ocupan más del 25% de la producción.
Dentro de todo, una cosa también es cierta: los autos grandes son mucho más caros, y desde luego, redituables para las empresas automotrices.