Pablo Monroy
Una familia en Illinois, Estados Unidos, descubrió lo que sucede de la peor manera, cuando un rayo cayó sobre su Ford Edge. De acuerdo con la familia, el coche estaba en movimiento cuando fue impactado, lo que provocó un fuerte ruido, parecido a un disparo, y una gran cantidad de humo en el interior, según la Oficina del Sheriff del Condado de Williamson.
Tras el incidente los tres ocupantes salieron del coche, probablemente para inspeccionar los daños y esperar a la policía, una acción que probablemente no fue la medida más segura. En el improbable caso de que un rayo caiga dos veces, el interior del coche sigue siendo el lugar más seguro, incluso si ya se han producido daños.
Recordemos que de todos los lugares en los que podrías estar en caso de que caiga un rayo, tu coche no es el peor sitio. La carrocería metálica de un automóvil actúa como una jaula de Faraday, guiando la energía eléctrica alrededor de la carrocería, a través de los neumáticos y hasta el suelo. Mientras mantengas las manos quietas y no toques nada que contenga metal y esté conectado al exterior del vehículo, deberías estar a salvo.
Cuando llegó la policía al sitio del incidente, encontraron la fascia trasera del Edge casi desprendida, con la moldura inferior arrancada, dejando al descubierto los cables. La luz trasera del copiloto también había desaparecido, y la única pista de la causa fue una quemadura precisa justo donde suele estar la pequeña antena del SUV. El sistema eléctrico estaba quemado, y la policía afirma que el vehículo tuvo que ser remolcado fuera de la carretera.
Sin duda, esta debió ser una situación aterradora para la familia, pero por suerte nadie salió herido y no pasó a mayores. No se rompió ningún vidrio del auto en este caso y no hubo fuego, pues los rayos también pueden encender combustible y aceite y provocar incendios, algo que afortunadamente no ocurrió aquí.
Por si tenías la duda, no eches en saco roto lo siguiente: los coches de combustión interna no son más seguros en una tormenta que los vehículos eléctricos; ya sean de gasolina o eléctricos, se aplican los mismos principios de la jaula de Faraday.
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