La ley e incluso la ingeniería se van adaptando al ritmo de los avances tecnológicos. Llevábamos décadas soñando con coches eléctricos y, ahora que están con nosotros, comienzan a surgir algunos "pormenores", como el hecho de que no hacen ruido y pueden llegar a ser peligrosos para ciclistas y peatones.
Una conducción silenciosa podría sonar como una ventaja, pero el ruido que produce un motor de combustión sirve para alertar la presencia del vehículo a las personas de alrededor. Algunos fabricantes pensaron en ello y desde un principio incluyeron ruidos artificiales en sus vehículos al circular a baja velocidad; incluso algunos modelos híbridos lo hacen cuando van, por ejemplo, en reversa.
Como tal, no existe una norma que diga qué tipo de ruido ni qué tan intenso debe sonar. Hay un debate sobre este tema desde 2010, sin embargo, es la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA por sus siglas en inglés) quien terminó evaluando la situación y pedirá como requisito a partir de 2020 que todos los vehículos de esta naturaleza produzcan cierto tipo de sonido.
La administración todavía se encuentra evaluando si permitirá que el conductor modere la intensidad del sonido o que tenga un catálogo del que elegir. Lo que es un hecho es que para septiembre de 2019, la mitad de los vehículos eléctricos deberán contar con este sistema y, para 2020, todos tendrán que hacerlo.
De acuerdo con cifras publicadas por Reuters y recopiladas por Fox News, la NHTSA calcula que los fabricantes de autos deberán invertir alrededor de 40 millones de dólares para implementar esta tecnología, pero los beneficios se reflejarán en una cantidad de entre 250 y 340 millons de dólares gracias a los 2,400 accidentes que se evitarán cada año.