La mayoría de los crash tests se realizan a 64 km/h, pero ¿has pensando qué sucede con un auto en un choque a mayor velocidad? La gente de Vilebrequin no se quedó con la duda. En su canal de YouTube estrellaron un BMW Serie 5 E60 directo contra un muro a 150 km/h.
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El resultado es aterrador. El auto queda completamente destrozado desde el cofre hasta las ruedas traseras. Ni las estructuras de ultra alta resistencia pudieron soportar el impacto. Y no, no es culpa del auto.
Es cierto que ese BMW Serie 5 ya tiene varios años de haberse dejado de fabricar y que los coches de nuestros días ya le dan la vuelta en términos de estructura, pero 150 km/h rebasan lo que cualquier vehículo de producción puede soportar. A tal velocidad, ni un Volvo o un Tesla podrían salvarte.
Organizaciones como Euro NCAP o IIHS realizan sus pruebas de choque a 64 km/h por dos motivos: es la velocidad promedio a la que se circula en la mayoría de las ciudades (respetando los límites de velocidad, claro) y, a velocidades superiores, el riesgo de muerte es más alto.
La energía cinética en un choque es exponencial. Un estudio de Wramborg, difundido por el NSW Centre for Road Safety, demuestran que un choque a 60 km/h representa un riesgo de muerte de sólo un 5%. A 70 km/h se eleva al 10%, pero a 90 km/h el riesgo sube hasta un 80%. Por eso ninguna organización considera que valga la pena realizar una evaluación a 150 km/h; no hace falta estrellar autos para saber que la letalidad es del 100%.
