Hace dos décadas, concretamente el 1º de mayo de 1994, la Fórmula 1 perdió a un piloto legendario, que aún antes de su partida ya era considerado una leyenda: Ayrton Senna Da Silva.
Sencillo, intrépido al volante y con una calidad humana sin igual, Senna dejó una huella indeleble en el ámbito deportivo y a la fecha, pocos son los pilotos que han logrado rasgar la túnica de leyenda que lo cubre.
El pasado fin de semana, el Autódromo Enzo e Dino Ferrari, de Imola, escenario del terrible accidente que reclamó la vida del piloto brasileño, abrió sus puertas a una conmemoración de cuatro días en honor a Senna, y al piloto austriaco Roland Ratzenberger quien perdiera trágicamente la vida en la fase clasificatoria, un día antes del accidente de Ayrton.
Pilotos veteranos y actuales de la F1, así como miembros de equipo de todas las épocas, se sumaron a miles de fans, para conmemorar a los dos pilotos. En el emotivo acto, también estuvieron presentes, miembros del equipo Infiniti Red Bull Racing.
Su director técnico Adrian Newey, quien trabajó al lado de Senna, como jefe de diseño por aquellos años, expresó unas sentidas palabras, alabando el trabajo del piloto carioca:
Estaba interesado en todos los ángulos del vehículo. Recuerdo muy claramente cuando empezó con Williams, quería venir y ver el modelo del túnel de viento, ver qué era lo que estaban haciendo, entender nuestras áreas de desarrollo y cuáles eran nuestras filosofías. Eso es en parte debido a la curiosidad, pero creo que también era para que él supiera nuestra manera de pensar y tratar de entenderla, para que cuando condujera tuviera una mejor compresión de ello, y poder dar retroalimentación.
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