Ya no es sorpresa el aumento tan significativo de los autos chinos, especialmente los eléctricos en todo el mundo, y gran parte de su éxito es debido a sus bajos precios. Sin embargo, hay países que están pagando hasta más del doble de lo que se venden en China.
Si bien, los fabricantes chinos han demostrado que son capaces de producir hasta más vehículos que su competencia, existe una guerra de precios que cada vez es más agresiva en todos los mercados donde se están expandiendo.
Los costos tan bajos en China han orillado que al momento de importarlos a otros continentes, el precio final después de aranceles llega a ser hasta el doble. Analizando el mercado de autos PHEV y eléctricos en China ya supera el 60%, quiere decir que es una tendencia entre los usuarios por obtener un vehículo con este tipo de motorización.
La marca BYD ha sido una de las que ha registrado mayor crecimiento, misma que ofrece al Dolphin (Seagull) con 380 kilómetros de autonomía en 398,800 pesos, mientras que esa versión equivalente desde China ronda los 192,901.89 pesos, otro ejemplo es el Yuan Plus que se ofrece desde 15,430 euros (en China) y para algunos países de Europa cuesta desde 37,990 euros, lo que representa más del doble de su precio original.
Otro dato importante es que suponen que existe un subsidio del gobierno, por lo que los vehículos manufacturados en China son mucho más baratos y así pueden controlar mejor sus utilidades. Por mencionar un ejemplo, el costo de las baterías es un 18% más barato en China que en el resto del mundo, según Benchmark Mineral Intelligence. Una empresa como BYD, que fabrica sus propias baterías, puede mejorar los descuentos en toda la cadena de suministro.
En diversos países de la Unión Europea no están de acuerdo que posiblemente exista un subsidio para tener la oportunidad de ofrecer productos tan económicos, es por ello que están buscando que exista un arancel de hasta 25% en autos importados desde China hacia Europa.
También se ha dicho que aunque ellos intenten mejorar sus precios de venta, simplemente sus costos de producción no les permite competir contra los productos que desde China están llegando con una oferta casi imposible de vencer en cuanto a prestaciones y equipamiento.
Este fenómeno cada vez se viene replicando en distintos países. En México los autos chinos han causado perdidas a marcas ya posicionadas, aunque no supone el fin de la llegada de nuevos vehículos con origen en China.
