El Volkswagen Tiguan es uno de los SUV más vendidos de México. Su nueva generación sube el listón en casi todos los aspectos, especialmente la comodidad, pero se queda tibio en un punto importante.
Originalmente, cuando se lanzó en 2007, el Tiguan era un SUV con todo lo que nos gustaba del Golf, pero los tiempos cambian. Hoy no todos buscan un "Golf SUV", sino una camioneta más amplia, más refinada y más lujosa. El Volkswagen Tiguan 2026 ha migrado a ese concepto y su nueva generación apunta de cerca a lo que muchos buscan hoy en México. ¿Vale la pena? Ya la probé y te cuento qué me gustó y qué no tanto.
Comencemos desde fuera. El nuevo Tiguan luce exactamente como lo esperarías de la camada más reciente de modelos de Volkswagen. Tiene bien marcada la genética de la casa a través de rasgos muy horizontales, una parrilla de gran tamaño y detalles curiosos como una luz continua en calaveras y faros (pasando por la parrilla), además de logos luminosos.
La versión que probé es la R-Line, que no sólo es la más equipada, también es la de apariencia más deportiva. Tiene un diseño específico de parachoques, algunos detalles en acabado negro brillante y rines de aluminio bitono de 20" exclusivos para esta versión. El color del Tiguan que me prestaron se llama Verde Avocado y, aunque no suelo profundizar mucho al hablar de pinturas, esta me llamó la atención por ser ligeramente tornasol y, sobre todo, por disimular bien la suciedad ligera.
El interior me gustó incluso más que el manejo
El nuevo Tiguan podría ser el primer Volkswagen que me gusta más por otra cosa que por el manejo. Ojo, no se mueve mal —ya llegaré a eso—, pero la conducción suele ser mi aspecto preferido de Volkswagen. El Tiguan prestó tanta atención a su cabina, que los papeles se invirtieron.
Date unos segundos para mirarlo con atención. Es muy diferente a lo que Volkswagen nos tenía acostumbrados. Los acabados ahora no sólo son suaves, sino también variados: hay detalles tipo aluminio, tipo piano, algunas piezas forradas en piel, muchas zonas con iluminación ambiental e incluso insertos de madera genuina. Su grado de refinamiento me deja muy buen sabor de boca.
Luego está el equipamiento, que también apunta alto. Los asientos tienen calefacción, ventilación y distintos programas de masaje que vuelven la conducción más relajada en días de tráfico intenso. Lo digo en serio. El siguiente auto que probé luego de devolver el Tiguan no tenía asientos con masaje y lo extrañé. Uno se acostumbra rápido a lo bueno.
El resto del equipamiento tampoco da lugar a reproches: ajustes eléctricos por doquier, techo panorámico, cámara de visión de 360º, montones de asistencias avanzadas de manejo, portón trasero eléctrico, cuadro de instrumentos digital y una enorme pantalla central de 15" desde la que se controlan casi todas las funciones del auto.
Si miras con atención, notarás que el tablero prácticamente no tiene botones. No me gusta que todo dependa siempre de la pantalla, aunque debo confesar que su interfaz es rápida y deja al alcance los controles más relevantes (como el aire acondicionado) sin tener que estar navegando por los distintos menús. Además tiene comandos de voz inteligentes (como "Hola, Volkswagen, tengo frío") que evitan estar desviando la vista del camino o quitar las manos del volante.
Finalmente, en términos de espacio, el Tiguan es uno de los SUV más amplios de su categoría. Hay buen lugar para piernas y cabeza (incluso para pasajeros altos) y la cajuela es grande, incluso para viajes familiares con varias maletas. Eso sí, a partir de ahora desaparece la opción a una tercera fila de asientos. Si quieres un SUV para siete pasajeros, tendrás que mirar a otras marcas o, entro de Volkswagen, optar por un Teramont.
¿Qué tal se maneja?
Como te decía, los Volkswagen suelen tener una conducción tan bien resuelta, que casi siempre es mi aspecto favorito. En el Tiguan lo fue el interior. No es que su chasís sea malo; la arquitectura es muy buena, pero su puesta a punto se ha americanizado tanto, que ya ha perdido ese puntito de firmeza que nos gusta a los entusiastas. Ojo, el 90% de los clientes preferirán el tacto suave del Tiguan actual, pero daba gusto tener la opción a un SUV así de práctico y con una suspensión firme que hoy, pese a sus buenas reacciones, ya no ofrece.
Su punto flaco en realidad está bajo el cofre. El motor no es malo: es el conocido 1.4 TSI (turbo) de 150 hp y 184 lb-pie que también encontramos en Jetta, Taos, SEAT León e incluso Audi A3. La cuestión es que el Tiguan es más grande y pesado, y aunque el motor sea bueno, no es lo mismo mover a un Taos que a un Tiguan.
En la ciudad, en el día a día, su potencia es la adecuada. De hecho, si sólo te mueves en entornos urbanos, no necesitarás un motor más potente. En carretera, en cambio, sí notarás aceleraciones algo más justas. No lo catalogaría como un SUV lento, pero definitivamente se agradecería algo más de punch.
Al final, aunque el motor es pequeño, cargar con los 1,600 kg de Tiguan pasa su factura al hablar de consumo: alrededor de 7.5 km/l en ciudad. La transmisión DSG de siete velocidades maximiza la eficiencia y hace bien su trabajo (está muy bien programada y se adapta a los modos de manejo), pero la física es la física y la necesidad de forzar al motor termina disparando el consumo.
¿Vale la pena el Volkswagen Tiguan en México?
8,8
A favor
- El equipamiento de confort es muy completo y conveniente.
- La cabina aprovecha muy bien el espacio.
- Los acabados interiores son variados y agradables.
En contra
- El motor 1.4 TSI le queda un tanto apretado.
- Consume más gasolina de lo esperado por un motor de su tamaño.
- Como otros autos de Grupo Volkswagen, la apertura táctil del quemacocos puede tener glitches.
El Volkswagen Tiguan R-Line que probé tiene un precio de 778,990 pesos, aunque la gama 2026 arranca desde 599,990 para la versión Trendline. Por su nivel de refinamiento (tanto de acabados como la manera en que funciona su tecnología), el altísimo nivel de equipamiento y lo bien aprovechado del espacio, el Tiguan definitivamente da en el blanco de lo que sus clientes buscan en un SUV.
El aspecto en el que queda a deber se reduce al motor. Cumple, pero no deslumbra, y a ese precio ya existen competidores con propuestas más potentes e incluso alternativas híbridas que no sólo lo rebasan en desempeño, sino que además gastan la mitad de gasolina. Habrá que esperar la llegada de la versión 2.0 TSI para quienes 150 hp no sean suficientes. Entre sus competidores se encuentran Mazda CX-5, Kia Sportage, Renault Koleos y Nissan X-Trail.
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