Tras una larga espera, el nuevo Toyota GR GT ya es una realidad y llega de la mano de la reinterpretación del Lexus LFA, dos nuevos superdeportivos japoneses que, aunque están vinculados, tendrán personalidades muy diferentes al volante.
Toyota y Lexus mostraron cómo es que hicieron que cada uno de sus respectivos autos se destaque del otro. Muchos podrían considerar al GR GT un sucesor más fiel del LFA, debido en gran medida a su motor V8 híbrido, que genera 641 caballos de fuerza. Dicho esto, al observar los detalles, queda claro que Toyota no pretendía robarle protagonismo al LFA.
El GR GT, en particular, se basa en su filosofía de dar prioridad al conductor. Su diseño se caracteriza por una aerodinámica funcional, desde las enormes aberturas del intercooler, hasta una ventilación en el cofre estilo rally, que canaliza el aire hacia arriba y por encima del parabrisas.
El GR GT tiene un cofre largo, una cabina pequeña, pero muy funcional, y una postura ancha y achaparrada. Por otro lado, la posición de conducción transmite la intención. La altura del asiento, el panel de instrumentos digital y el volante están configurados para una visibilidad óptima. Esto es clave, ya que el coche cuenta con luces de cambio e información vital.
El auto ofrece cuatro modos de conducción: personalizado, normal, deportivo y de pista, mientras que la consola central cuenta con botones e interruptores físicos. Los portavasos están detrás de los ocupantes y en el centro, ya que no son el foco de atención.
Por supuesto, la versión GT3, sólo para circuito y conforme con la normativa FIA, es aún más extrema. Incluye todas las características de la jaula antivuelco que cabría esperar, e incluso más. El habitáculo prácticamente carece de comodidades, pero lo que le falta de confort lo compensa con fibra de carbono e interruptores. El alerón trasero es tan ancho como el propio coche.
Después tenemos al LFA, que bajo el cofre ya no lleva el motor V10, sino un tren motriz totalmente eléctrico. Lexus aprovechó al máximo esta propulsión, llegando incluso a diseñar el exterior con él en mente. Por lo tanto, el LFA prácticamente no tiene la misma ventilación ni aerodinámica que el GR GT, porque simplemente no las necesita.
En esta ejecución las líneas son más elegantes. Por ejemplo, el cofre, con largas láminas, que van desde la parte superior de los faros, hasta el parabrisas. En lugar de bordes marcados por todas partes, el diseño es más suave, con curvas más complejas.
Este enfoque se traslada al interior, que apuesta por el refinamiento. La distribución de la cabina dividida ofrece al conductor su propio espacio, mientras que los controles son más pequeños y delicados, en consonancia con la energía más serena del vehículo. En resumen, estos dos modelos deportivos pueden tener mucho ADN en común, pero sin duda se conducirán de forma muy distinta.
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