Estados Unidos quiere abaratar los autos a gasolina haciéndolos más gastalones. No lo parece, pero la peor parte se la lleva el consumidor

Pablo Monroy

Estados Unidos encontró el camino menos esperado para vender más autos con motores de combustión interna, pues en lugar de impulsar los motores limpios o de nuevas energías, la apuesta gira hacia vehículos que consuman más combustible.

Recientemente, la administración Trump recortó de forma agresiva los estándares de economía de combustible que dejó la era Biden. Para el periodo de modelos entre 2022 y 2031 la meta era alcanzar un promedio de 34.5 millas por galón en 2031, lejos de las 50.4 millas por galón que marcaban el rumbo anterior.

La nueva normativa de Trump también elimina de facto el intercambio de créditos de emisiones entre los fabricantes a partir del año 2028. “Esto representa una ganancia inesperada para los fabricantes exclusivos de vehículos eléctricos que venden créditos a otros fabricantes que no los fabrican”, afirmó el presidente en su comunicado.

Durante el gobierno pasado se elevó la exigencia año tras año. El plan fijaba incrementos del 8% anual para los modelos 2024 y 2025 y del 10% para 2026. Ahora, apenas se contemplan incrementos entre el 0.25 y 0.5% cada año, margen que abre la puerta a más autos de combustión interna en las agencias y menos presión sobre los eléctricos.

Ante ello, la directora ejecutiva de General Motors, Mary Barra, reconoció que los estándares federales de eficiencia de combustible se establecieron de manera tan agresiva bajo la administración de Biden, que su empresa se habría visto obligada a reducir la producción de vehículos con motor de combustión interna sólo para cumplir con las normas.

Barra compartió esto durante una conversación en una conferencia de alto perfil de la industria organizada por The New York Times, donde discutió las presiones internas que enfrentan los principales fabricantes de automóviles en el entorno regulatorio actual.

Sus comentarios llegaron poco después de que el presidente Donald Trump confirmara la reducción de los estándares de eficiencia de combustible, lo que disminuye la presión sobre los fabricantes de automóviles para producir vehículos eléctricos y les proporciona más flexibilidad para fabricar y vender más modelos con motor de combustión.

Barra afirmó que si GM no pudiera cumplir con esos parámetros y si la administración no hubiese revisado las reglas para reflejar las realidades del mercado, la compañía no habría tenido más opción que reducir las ventas de su línea de modelos a gasolina. Agregó que los pronósticos internos indicaban que la compañía habría “tenido que comenzar a cerrar plantas” si sus ventas de vehículos eléctricos no crecían lo suficientemente rápido.

Por su parte, el CEO de Ford, Jim Farley, estuvo presente durante la firma de este decreto, así como otros directivos de diferentes compañías. El responsable de la firma del óvalo afirmó: “Hoy es una victoria para el sentido común y la asequibilidad. Creemos que la gente debería poder elegir en qué gastar su dinero”.

Del otro lado del tablero, ambientalistas como Kathy Harris, del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, calcula que los conductores pagarán cientos de dólares adicionales cada año en gasolina si el recorte de estándares entra en vigor. Señala además al ganador silencioso en esta ecuación: la industria petrolera.

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