Pasar la verificación vehicular en Japón es carísimo, así que su mejor solución es cortar sus autos en partes y enviarlos a Emiratos para volver a armarlos y venderlos

Pablo Monroy

En Japón, existe una estricta verificación automotriz local, una inspección técnica conocida en el país del sol naciente como “Shaken”, que en México podríamos compararla con la verificación vehicular, aunque en nuestro país está enfocada en el control de emisiones de gases contaminantes.

Tres años después de su compra, todos los coches nuevos tienen que pasar dicha inspección técnica en Japón, y cuando el auto cumple cuatro años se vuelve a realizar una vez cada dos años. Además, los vehículos de más de 10 años de antigüedad tienen que pasar la inspección cada año, sin duda algo que se lee tedioso.

Por si fuera poco, el Shaken es caro, pues ronda los 100,000 yenes, es decir, cerca de 12,500 pesos, obviamente si el coche pasa la prueba a la primera, claro. Y es que las posibles reparaciones realizadas para poner el coche en conformidad con las normas las hace directamente el organismo de inspección, con sus propias tarifas. Así que la inspección suele durar más de un día, y puede costar mucho más que los 12,500 pesos iniciales.

De ahí que la mayoría de los propietarios de autos en Japón prefieren vender sus coches, con apenas tres o cuatro años de uso, y pocos son los que conservan sus coches más de 10 años. Así que la mayoría los dan de baja y prefieren comprar otros nuevos.

En consecuencia, esta práctica permite mantener la demanda de coches en niveles altos, impulsando las ventas de coches en Japón. Al mismo tiempo, cientos de miles de automóviles en perfecto estado son exportados, tanto como coches usados como chatarra.

Esa chatarra, que en ocasiones son coches relativamente recientes, llega a África, Asia y a los Emiratos. Una vez que llegan a estos sitios, se reconstruyen algunos, aunque sea haciendo un coche a partir de dos o tres diferentes, posteriormente se pintan, limpian y se venden. Por supuesto, no se reconstruyen todos, pues de la inmensa mayoría se recuperan las piezas que se pueden salvar para el mercado de repuestos de segunda mano, tanto local como de exportación.

La seguridad que puede tener un coche con estructura monocasco cortado y soldado de nuevo es muy muy relativa, pero en mercados poco exigentes con la seguridad de los automóviles, estos modelos triunfan por su bajo precio y su equipamiento con respecto a coches nuevos, y en el centro de ese comercio están los Emiratos, que importan de Japón, arreglan o reconstruyen los coches y se vuelven a exportar.

La compraventa de coches de segunda mano, procedentes de todo el mundo, se ha convertido en una de las principales actividades de los emiratos que se quedaron a la sombra de Dubai y Abu Dabi. En 2022, los Emiratos Árabes Unidos se colaron en el Top 20 de los mayores exportadores de coches del mundo sin tener una sola fábrica de autos en su territorio. De hecho, en 2022, exportaron coches por un valor de 7,000 millones de dólares.

De esta forma, en los de Sharjah y Ajman existen auténticas ciudades en las que sólo se venden coches de segunda mano, de forma individual, en lotes o en subastas, y el estado y la procedencia de los coches va acorde con el emirato, por decirlo de una forma. Por ejemplo, en Dubai, abundan los coches de lujo, mientras que los de Ajman tienen la fama de ser bastante pésimos y de dudoso estado.

Curiosamente, la mayoría de esos coches no se quedan en los Emiratos por la sencilla razón de que los autos con volante a la derecha, como los que vienen de Japón, son ilegales en los Emiratos. Así que para poder un auto con volante a la derecha en uno de los emiratos hay que convertirlo con volante a la izquierda.

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