Una marca de autos salió tan mala que terminó en bancarrota y ahora no puede ni cubrir garantías. Quiere que sus clientes paguen la reparación, aunque sea ilegal

Apenas hace unos años Fisker regresaba al mundo con varias promesas bajo el brazo, sin embargo, el año pasado la compañía se declaró en bancarrota y los clientes que confiaron en la marca comenzaron a vivir una auténtica pesadilla que aún no acaba. Te contamos qué está pasando:

Una vez que Fisker se declaró en quiebra, propuso un plan que, más allá de ser polémico, resultaba ilegal, pues quería obligar a los propietarios a pagar por reparaciones y mano de obra a consecuencia de llamados a revisión. 

Y lo peor de todo es que, a pesar de que el Fisker Ocean se vendió durante poco más de un año, ese plazo fue suficiente para demostrar la baja calidad y confiabilidad del modelo, ya que hasta la fecha suma más de 6 llamados a revisión, que van desde problemas en las manijas exteriores, hasta defectos en una bomba de agua o incluso daños en la transmisión, que podrían ocasionar que el SUV ruede sin control. 

En su momento intervino la NHTSA (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras), obligando a Fisker a cubrir los gastos derivados de estos retiros de mercado, por lo que en el plan de bancarrota se destinó un monto a cubrir las reparaciones, siempre y cuando las piezas del recall no superen los 750,000 dólares. 

Pero los propietarios sí tienen que pagar por la mano de obra, aunque posteriormente podrían recibir un reembolso por medio de la Asociación de Propietarios de Fisker, siempre y cuando la compañía gane los litigios en contra de los proveedores. 

Sin embargo, recientemente se dieron a conocer nuevas dificultades para los propietarios, quienes perdieron los servicios de conectividad, ya que todos los autos se desconectaron de la nube. Esto quiere decir que ya no pueden recibir actualizaciones inalámbricas y los dueños no pueden conocer ciertos estados del vehículo, tener acceso remoto o saber el estado del tránsito en tiempo real. 

Al no tener ningún respaldo de marca en un vehículo tan poco confiable, muchos dueños simplemente se quieren deshacer de su unidad. De hecho, es posible encontrar algunos ejemplares a la venta con muy poco kilometraje, por un precio equivalente al de un Nissan Versa, algo sorprendente si consideramos que el precio original del Fisker Ocean era de casi 70 mil dólares (cerca de 1 millón trescientos mil pesos).