Recorrieron 2,500 km para saber si viajar en carretera en un auto eléctrico era una locura. Descubrieron una gran ventaja, pero aún prefieren la combustión interna

Recientemente, colegas españoles fueron invitados por Tesla a su Gigafactoría de Berlín y les ofrecieron regresar a España probando dos de sus coches. Primero a bordo de un Tesla Model Y Long Range RWD y luego de un Tesla Model 3 Highland la versión Gran Autonomía, un viaje de 2,500 kilómetros de recorrido.

Las diferencias entre viajar con un coche eléctrico y uno de combustión fueron mínimas. En el trayecto aprovecharon las paradas de recarga cada 200 o 300 kilómetros para descansar. El objetivo fue determinar qué costo supuso el viaje y las diferencias entre un coche eléctrico y uno diésel o gasolina. Antes de poner los números sobre la mesa, explicaron algunos puntos.

En primer lugar, durante todo el viaje, recargaron las baterías en los supercargadores que tiene Tesla repartidos por Europa. En primer lugar porque querían experimentar cómo era la manera más cómoda de viajar con el coche de la firma estadounidense.

Hay que tener en cuenta que, a la hora de planificar el viaje, Tesla da prioridad en la ruta a sus supercargadores, aunque también es posible que muestre los de la competencia. Entendiendo que es el tipo de conducción habitual que haría un cliente de este tipo de vehículo, dejaron que el planificador marcara el camino, siempre que cumpliera con algunos mínimos, como no llegar excesivamente apurados de batería al lugar de destino.

Los precios reflejados hacen referencia al costo que tendría un dueño de un Tesla o quien decida suscribirse mensualmente a los cargadores de la compañía. Además, los precios recogidos fueron los que encontraron en cada momento y lugar.

El precio más caro para la recarga fue en España y las más en Francia, aunque pueden variar en la práctica pues, en horas tranquilas, es más barato que en las de mayor afluencia.

Para comparar los precios de la electricidad con los combustibles fósiles, tomaron como referencia el boletín oficial de la Unión Europea, en el que se recoge el costo promedio de la gasolina y el diésel por países.

En cuanto al consumo, simularon los precios con un coche de gasolina que consuma 7 litros cada 100 kilómetros y uno diésel, con un consumo de 5.5 litros cada 100 km.

Al finalizar el recorrido, el gasto por cargar el Tesla alcanzó fue de 53.62 euros mayor que el costo de llenar el tanque del coche diésel, mientras que la diferencia con el coche de gasolina fue aún mayor, hasta 136.61 euros.

Esta diferencia económica sugiere que, para viajes largos por carretera, los vehículos a diésel todavía son la opción más rentable cuando el objetivo principal es ahorrar en combustible y tiempo.

Los descansos para recargar electricidad en el Tesla coincidían con los tiempos recomendados para descansar, pero el tiempo total para terminar el trayecto fue más largo que en un auto convencional con motor a diésel. Esto no significa que los coches eléctricos estén lejos de la competencia, sino que aún enfrentan retos en cuanto a eficiencia y rapidez para viajes largos se refiere.

Al analizar estos resultados, no se puede pasar por alto que la prueba consideró únicamente el uso de los supercargadores de Tesla, que son estaciones rápidas y ubicuas. Si el equipo hubiera usado cargadores más lentos, el costo eléctrico pudo haberse reducido, pues permiten combinar tiempos de carga con descansos prolongados. Además, los costos de mantenimiento de un coche eléctrico suelen ser menores que los de un vehículo a diésel, lo que podría equilibrar la balanza a largo plazo.

En resumen, esta prueba pone en evidencia que la elección entre un coche eléctrico y uno a diésel depende de las necesidades de movilidad y prioridades de cada conductor. Para quienes valoran la rapidez y un menor gasto inmediato en carretera, el diésel aún es imbatible. Sin embargo, para quienes buscan una reducción en mantenimiento, un manejo más silencioso y menos emisiones contaminantes, los eléctricos ofrecen ventajas claras.