Hay de crash tests a crash tests. Cuando eres una marca como SEAT y tienes que chocar algunos Ibiza, la evaluación de seguridad suena a rutina. Incluso con el volumen de Mercedes-Benz, tener que destrozar algunos Clase S suena normal. Pero cuando eres un fabricante tan pequeño como Rimac y debes estrellar algunos de tus pocos prototipos, la prueba de choque se vuelve dolorosa... y más sabiendo que cada uno costaría 2 millones de dólares (39.7 millones de pesos). Todo sea por la seguridad.
Para poder vender sus autos en distintos rincones del planeta, hasta los fabricantes más exóticos deben someter sus vehículos a evaluaciones de seguridad para asegurarse de que cumplen con la debida homologación. Muchas de esas pruebas se realizan mediante software especializado, pero tarde o temprano tendrán que llevarse a cabo en el mundo real.
Omitiendo el hecho de haber dañado a 11 prototipos de ese valor, los resultados para Rimac fueron positivos. Dos de esas unidades del C_Two fueron sometidas a la prueba de choque frontal, uno a 40 km/h y otro a 56 km/h. En ambos casos no hubo daños en la estructura, lo que significa que no se deformó significativamente el habitáculo ni hubo altos niveles de fuerza para conductor o pasajero.
En los videos divulgados por la marca podrás ver la dolorosa prueba de choque, así como un análisis adicional sobre los daños en las piezas del coche, y es que cuando hablamos de un hiperdeportivo de casi 40 millones de pesos —teniendo la certeza de que te protegerá en caso de accidente—, el valor de las piezas a reparar se vuelve una preocupación genuina.
El Rimac C_Two tiene una producción limitada a tan solo 150 unidades, cada una con un sistema de propulsión eléctrica de 1,940 hp y un alucinante par de 1,696 lb-pie, que le bastan para llegar a 100 km/h en sólo 1.85 segundos y alcanzar una velocidad punta de 412 km/h. Ofrece 650 km de autonomía y una batería de 120 kWh.