Para manejar un auto con volante del lado derecho en México se necesitan pocos trámites y mucha paciencia

La historia comenzó, como tantas otras, en una charla con el equipo editorial. El tema era averiguar los requisitos necesarios para manejar un auto con volante a la derecha en México. El proyecto, sin embargo, no floreció como se esperaba debido a la falta de información.

No obstante, esa idea dio origen a otra y de esta forma, una tarde me puse en contacto con el Arquitecto Rodríguez, militante de un club de la Ciudad de México, quien amablemente accedió a responder unas cuantas preguntas.

El arquitecto (de quien omitimos su nombre real por cuestiones de seguridad) me recibió en su casa ubicada al sur de CDMX. Al abrir las puertas de su hogar me da la bienvenida un impecable Austin Morris Mini Cooper 1973, con especificaciones para el mercado británico, esto es, con volante del lado derecho.

“Es un auto completamente original, tiene 65 mil kilómetros y se encuentra completamente en regla”, es lo primero que nos dice su orgulloso propietario.

¿Fue necesario hacer algún trámite en especial para un auto con volante a la derecha?

“En lo absoluto”, responde. “Fuera de los consabidos trámites de importación en la aduana no se requirió nada más. De hecho, en cuanto el auto estuvo legalizado inicié los trámites para obtener las placas de auto antiguo”.

¿Cuesta trabajo acostumbrarse a conducir un auto con volante a la derecha?

“¡Bastante! - dice, y sonriendo prosigue: “Yo soy diestro y las primeras semanas tuve que manejar el auto solo en la calle donde vivo. Cuesta mucho trabajo acostumbrarse a cambiar las velocidades con la mano izquierda.

“Cuando por fin me atreví a circular por el tráfico cotidiano, tenía que viajar a muy baja velocidad, porque no podía meter las velocidades y ni qué decir de la reversa. Hubo ocasiones en que me tardaba hasta cinco minutos en meter la reversa, hasta que de plano me desesperaba y lo hacía con la derecha”.

Para demostrarme la pericia que ha logrado manejando su minúsculo auto, el arquitecto me pide unos minutos, abre las puertas de su garage y en cuestión de minutos nos encontramos circulando por la avenida Miguel Ángel de Quevedo.

“Aunque el tema de este reportaje es el volante a la derecha, déjame decirte que en el caso concreto de mi Mini, una de las cosas más aterradoras es manejar en medio de autos que son mucho más grandes que él ¡hasta los Tsurus!”, afirma y sonríe.

No tardo mucho en obtener una idea clara de lo que menciona. Como salido de la nada, un enorme camión recolector de basura se acerca a nosotros justo en la confluencia de la Glorieta de los Coyotes. Aprieto un poco los dientes ante el acercamiento de aquel vehículo que, visto desde el pequeño habitáculo, a unos cuantos centímetros del piso, se antoja gigantesco.

Ágilmente, el Mini acelera y toma la delantera, dejando al vehículo de servicio público muy atrás.

¿Alguna vez ha sido detenido por algún agente de tránsito por tener un coche con volante a la derecha?

“No, nunca. Bueno, si…una vez me detuvo un motociclista, pero fue solo para preguntarme algunas cosas acerca del auto y tomarse un par de fotos a su lado. Supongo que el hecho de contar con placas de auto antiguo evita muchos dolores de cabeza”, puntualiza.

Luego de ese pequeño tour por la zona de Coyoacán, finalmente regresamos a la tranquila calle donde vive el arquitecto. Minutos antes de entrar a través del portón eléctrico, voltea a verme y con una gran sonrisa me dice: ‘¿no te gustaría conducir un auto con volante a la derecha? Anda, es divertido’.

Declino amablemente la invitación, al tiempo que le digo: “No, gracias, si conducir un auto “normal” en la gran ciudad es difícil, no puedo imaginar lo complicado y delicado que es conducir un auto con volante a la derecha y que además, cuesta varias decenas de miles de pesos”.

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