Los autos con motor turbo son cada vez más baratos y comunes en México, ¿pero duran lo mismo que uno normal? Estas son sus fallas más comunes y su truco para evitarlas

Pablo Monroy

Si en medio de una carne asada has puesto atención en el carbón, probablemente hayas notado que, al soplar con fuerza directo a las brasas, no sólo liberan una mayor cantidad de energía calorífica, por el oxígeno que agregamos a la combustión, sino que, además, se mantiene durante el tiempo que soplemos.

Algo muy parecido ocurre con el funcionamiento de un turbocompresor en un motor al presionar el pedal del acelerador, pues cuando dicho componente entra en acción, sobrealimenta la mezcla de oxígeno y la gasolina libera una mayor cantidad de calor; en consecuencia, empuja con mayor fuerza los pistones, es decir, incrementa la potencia.

Hoy en día, el uso de turbocargadores en los motores de los coches es más común, pues permite reducir el tamaño de los cilindros de un motor, reducir el tamaño del propulsor en sí y, en consecuencia, reducir el consumo de combustible y la emisión de gases contaminantes. En otras palabras, puedes tener el mismo o incluso mejor desempeño de un motor V6 de 3.5 litros, pero en un formato de cuatro cilindros, con desplazamientos de entre 1.5 y 2.0 litros.

Otra ventaja del uso del turbo es la reducción de los costos de producción. Fabricar un motor de cuatro cilindros turbocargado cuesta menos que producir un motor de seis cilindros sin turbo. Por otra parte, un motor de seis cilindros es más grande y pesado que el motor turbo de cuatro cilindros, lo que repercute directamente en el peso total del vehículo y en el consumo de combustible.

Para funcionar, el turbocompresor necesita de una pieza fundamental: la turbina de escape, que es impulsada por los gases quemados producto de la combustión.

La turbina pone en movimiento un eje, generalmente de acero, que conecta con el compresor que absorbe el aire del ambiente, lo comprime, y lo envía a un radiador para que pierda temperatura, antes de ingresar a las cámaras de combustión; un proceso que se repite cientos de veces mientras el motor está en marcha.

Al ser una pieza que es sometida a un desgaste constante debemos tomar ciertas medidas para prolongar su vida, pues reemplazarlo no es tan accesible como pensamos. A continuación, te compartimos algunos consejos que podrían ayudar a prolongar la vida útil del turbo en tu coche.

  • Cuando enciendas el motor de tu auto, lo recomendable es dejarlo funcionando sin acelerarlo por al menos 30 segundos. Esto se debe a que el turbo necesita lubricación, así que debemos esperar a que el aceite fluya y bañe sus componentes. Si no lo hacemos, el sistema no se lubricará y podremos provocar daños por rozamiento en zonas como el eje de la turbina. Con el paso del tiempo terminará por romperse.

  • Arranca el motor sin pisar el acelerador. Cuando lo haces, el turbo lo padece, ya que le exigimos su máximo potencial sin que esté lubricado. Esto no sólo es para el turbo, también es para el resto de las partes del motor del propulsor.
  • No abuses del funcionamiento del turbo a altas o a bajas revoluciones. Si pisamos el acelerador a fondo desde un bajo régimen de revoluciones por minuto, por ejemplo, desde las 1,200 vueltas, las piezas del turbocompresor sufrirán, ya que las someteremos a mucho esfuerzo mecánico por el hecho de que no pueden alcanzar la presión de soplado para que trabajen correctamente. De momento no percibirá algún cambio, pero a la larga, las cámaras de combustión y los cilindros se desgastarán más de lo normal.
  • Finalmente, no tiene sentido prolongar la carrera de la aguja del tacómetro más allá del régimen de potencia máxima, ya que las piezas del turbo se someten a mucho desgaste y no tendremos una ventaja en cuanto a prestaciones, ni tampoco se aprovecha el potencial del turbo.
  • De igual manera que al arrancar hay que esperar, lo ideal es que, antes de parar el motor, es adecuado dejarlo unos instantes en marcha antes de apagarlo. Con un minuto de tiempo bastará para evitar que el aceite del interior quede acumulado y puedan afectarse algunos componentes internos por exceso de calor.
  • Otro aspecto que ayudará a alargar la vida del turbo es no forzarlo si notas un ruido o funcionamiento extraño, por ejemplo, silbidos excesivos, falta de potencia, o si observas que sale humo azul en el escape o notas que el coche consume más aceite de lo normal, acude de inmediato al taller para que revisen el turbo, pues podría presentar alguna falla de consideración.

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